"Como en todos los otros puntales del proyecto político
nacionalista/independentista, la política lingüística (PL) ha sido
sometida a un pensamiento único blindado a toda crítica. (...)
Es lógico que amplios sectores de ciudadanos piensen que la PL que sigue
la Generalidad es la única posible para promocionar y proteger el
catalán. Nunca ha habido en los medios de comunicación catalanes un
debate sobre modelos alternativos de promoción de una lengua
minoritaria.(...)
El hecho, no obstante, es que existen modelos alternativos a la PL de la
Generalidad. Un modelo alternativo de PL sería aquel que promovería y
protegería el catalán pero que lo haría de manera diferente de cómo se
ha hecho hasta ahora.
Existe una amplia bibliografía académica sobre
este tema y tenemos documentadas las muchas experiencias de promoción de
una lengua minoritaria en muchos países del mundo. (...)
Las experiencias son variadas, desde la masiva promoción del swahili en Tanzania a la introducción del hebreo en Israel.
También en Europa existen muchos casos de promoción de lenguas
minoritarias. De hecho, prácticamente todos los países de Europa tienen
grupos de población que hablan una lengua diferente de la mayoritaria de
cada país. (...)
En primer lugar, podemos decir que hay dos grandes orientaciones en el
campo de la PL: la corriente de intervencionismo débil y la corriente de
intervencionismo fuerte. Como sus nombres indican, la primera
orientación es la que piensa que los gobiernos tienen que intervenir
poco en la PL, que tienen que elaborar e implementar unas líneas
generales pero que tienen que dejar hacer, que las mismas dinámicas
sociales ya llevarán a un equilibrio entre lenguas o un mayor uso de la
lengua que se quiere promover.
La orientación de intervencionismo
fuerte, al contrario, piensa que el gobierno tiene que legislar en todos
los ámbitos posibles y que el dirigismo desde los poderes públicos es
imprescindible si se quiere hacer progresar una lengua. El modelo
catalán de PL es, sin lugar a duda, el segundo. (...)
Toda la PL está al servicio de la idea que Cataluña es monolingüe.
Por lo tanto, lo que se promueve no es la presencia del catalán en los
ámbitos públicos sino la presencia exclusiva del catalán. Esto lo vemos
en la administración pública, que es una Administración monolingüe.
En
contraste con esto, podemos pensar en una Administración
escrupulosamente bilingüe: ¿no aseguraría una Administración bilingüe la
presencia y progreso del catalán en este ámbito? Lo mismo es aplicable a
la educación, con unas escuelas bilingües, donde también estaría
asegurada la presencia y uso del catalán.
Se podría haber legislado para
crear una Administración bilingüe y una educación bilingüe pero no era
esto lo que se quería hacer. Lo que se quería y quiere hacer es reparar
la anomalía de la presencia del español y configurar instituciones que
operen únicamente en catalán.
Actualmente, toda la PL está orientada a vencer al español. Esto se
intenta materializar en páginas y páginas de normativas lingüísticas,
obsesivamente detallistas, que llegan a legislar en qué lengua tienen
que estar todos y cada uno de los letreros y anuncios que hay en
cualquier departamento o institución de la Generalidad.
Un cambio en este desafortunado estado de cosas requeriría introducir
en Cataluña un modelo alternativo de PL. ¿Cuál podría ser un modelo
alternativo al actual? Para empezar, aquel que hace un diagnóstico
esmerado de la realidad: que Cataluña es bilingüe y que la promoción y
protección del catalán se tiene que hacer dentro de este marco si se
quiere que tenga éxito y que sea socialmente justa. Este marco sería el
de promover el catalán como lengua que convive con el castellano y no
como lengua que se le opone. (...)
Por otro lado, en todos los ámbitos de la Administración, el objetivo
general de este nuevo modelo sería conseguir un bilingüismo efectivo:
señalización e informaciones públicas bilingües, una Administración
bilingüe y unas escuelas bilingües.
Con un bilingüismo escrupuloso, la
presencia del catalán estaría asegurada, cómo hemos visto anteriormente,
y seria, además, una medida que contaría con el apoyo de la mayoría de
los ciudadanos. En contraste, la PL actual estipula que lo que tiene que
haber en la administración pública es presencia exclusiva del catalán.
Respecto al sector privado, la orientación general sería premiar en
lugar de castigar. Por ejemplo, una medida sería proporcionar una
subvención razonable a todos aquellos comerciantes que quisieran rotular
anunciar y/o informar sobre sus negocios en catalán, sea sólo en esta
lengua sea junto con el castellano. En contraste, actualmente tenemos un
modelo punitivo, que castiga con multas a los comerciantes que no
anuncian su negocio en catalán.
Finalmente, este modelo alternativo de PL entendería que algunos
ciudadanos hablantes de otras lenguas declinaran participar en este
proyecto de hacer suyo el catalán y que optaran por funcionar
exclusivamente en español o, en círculos más pequeños, en inglés o en
árabe. De hecho, esta es la realidad en todas partes. Cuando los
nacionalistas dicen que todos los que viven en Cataluña tienen que
dominar el catalán, esta pretensión no tiene parangón en la realidad. No
todos los que viven en Inglaterra hablan inglés, ni todos los que viven
en Suecia hablan sueco ni todos los que viven en Madrid hablan español.
La aspiración no tendría que ser todos los ciudadanos, sino cuanto más,
mejor.
En conclusión, otra política lingüística sí que es posible, una que
promueva y proteja el catalán dentro de un marco de aceptación de la
realidad bilingüe de Cataluña y con una promoción de la lengua en
positivo." (Mercè Vilarrubias, Crónica Global, Jueves, 2 de enero de 2014)
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