5/11/13

El narcisismo patente en la discusión típica con un nacionalista catalán: "Si yo soy listo y tú eres tonto, ¿quién tiene razón de los dos?"

"Antes de todo, situémonos. Por lo que respecta a Cataluña, vivimos bajo un régimen creado por aquel señor que dejó escrito que el andaluz es un ser destruído y poco hecho. Y este régimen tiene un objetivo principalísimo, bien definido y absolutamente inamovible: que en Cataluña se deje de hablar el castellano. (...)

Este nacionalismo no es exactamente "odio a lo español", como se suele decir. Es un estado de narcisismo colectivo que hace a la gente refractaria a cualquier consideración que no vaya en dirección al viaje a Ítaca. 

Ya podemos presentar estudios pedagógicos serios sobre la conveniencia de la enseñanza en lengua materna o recordar la importancia del castellano, que la gente estará convencida de que gracias a la inmersión sus hijos se convertirán en verdaderos catalanes y así lo tendrán todo pagado, como profetizó el filósofo Francesc Pujols. 

Ya se pueden dar evidencias de que con la secesión Cataluña estará fuera de la Unión Europea y del euro, que los separatistas están convencidos de que Europa sin el territorio desgajado se hunde y al final será Europa la que hará los apaños legales que sean necesarios para que Cataluña reingrese lo antes posible. (...)

Hay quien dice que hay independentistas que lo son, no por el tema identitario sino por el aspecto económico. Pero eso es una percepción del estado psicológico actual de la sociedad catalana profundamente errónea.

 ¿Acaso el común de la gente cuando llega a casa después del trabajo se pone, por propia iniciativa, a buscar en internet cifras macroeconómicas y tras un riguroso estudio llega a la conclusión de que será más rica con una Cataluña separada? Esto es ridículo. 

Pensada con tal de atraer a su causa a gente a la que el tema de la lengua no les motive, la justificación económica del secesionismo es una traslación al campo de la economía del mismo nacionalismo identitario: sin la rémora de los patanes españoles, esto será jauja. 

De la misma manera que TV3 trasladaba ese nacionalismo identitario al campo del deporte al preguntarse en una retransmisión deportiva qué sería del deporte español sin Cataluña. Y en general, hablando de España como si la película se hubiera detenido en los años 40 del siglo pasado.

Todo esto tiene una base, que es de donde sale todo. Por las razones que sean, la población de raíz catalana goza de una cierta homogeneidad en torno a un buen nivel económico y cultural, mientras que el resto es una sociedad heterogénea a la que pertenecen sectores que, desgraciadamente, se encuentran por debajo o muy por debajo de la media en esos aspectos. 

Ése es el origen primigenio de este narcisismo que se hace patente en el patrón de discusión típico con un nacionalista catalán: "Si yo soy listo y tú eres tonto, ¿quién tiene razón de los dos?". (...)"               (José Miguel Velasco, crónica Global, Lunes, 28 de octubre de 2013)

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