8/11/13

El capital extranjero podrían dejar de apostar por una Catalunya que se decante hacia una larga etapa de incertidumbre social, política y económica

"(...) Hace unos días en un programa de radio señalé que el capital extranjero, y el capital en general, podrían dejar de apostar por una Catalunya que se decante hacia una larga etapa de incertidumbre social, política y económica. El capital es cobarde, dije.

 Y ello afectará especialmente al empleo, a las pymes y al valor de los activos. También señalé que muchas compañías extranjeras han invertido en Catalunya para servir a un mercado de 47 millones (o de 500), pero no de 7, por lo que están elaborando planes de contingencia. 

Además recordé que, en contra de la opinión mayoritaria en Catalunya, las élites mundiales no hablan del proceso soberanista porque hay otros asuntos, no sé si más importantes, pero sí más urgentes que reclaman su atención. 

Por último, di las cifras oficiales del Registro de Inversiones Extranjeras sobre la inversión extranjera en Catalunya, que ha pasado a ser una cuarta parte de la inversión en Madrid durante la etapa 2005-junio 2013.

Todo esto, que es lo que piensan muchos empresarios y es de sentido común, lo señalamos sin más intencionalidad política que la de trasladar una preocupación enorme y creciente –que incrementa el riesgo país– de nuestras empresas asociadas, que en su conjunto representan más de un millón de puestos de trabajo en España, cientos de miles de ellos en Catalunya.

En ningún caso la intención de la cámara era crear polémica, tomar partido en la contienda política, generarnos enemigos tan vehementes, u obligar a nadie a reaccionar aportando datos sesgados. (...)

A estas alturas, en un debate de esta envergadura –estamos hablando de la secesión de un país–, debería haber muchísimas más voces que explicaran a los ciudadanos, fuera de la influencia política directa o indirecta, cuáles pueden ser las consecuencias. No se trata de la utilización de argumentos de miedo, sino de sensatez.

 De lo que esas voces digan se puede disentir, pero en una sociedad verdaderamente democrática debe reclamarse siempre el derecho –nuestro y de otros muchos– a opinar libremente."          (JAIME MALET, LA VANGUARDIA, 4.11.13, en Materials per diari de Miquel Iceta, 04/11/2013)

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