"(...) - Los nacionalistas de hoy nos hablan mucho de 1714, pero no de lo que sucedió después.
El Decreto de Nueva Planta, a pesar de abolir los fueros y derechos
seculares del Principado, tuvo también efectos muy beneficiosos para
Cataluña: Hasta ese momento, Cataluña fue una tierra pobre -la podríamos
comparar al actual sur de España, para entendernos- pero a partir de
1714 Cataluña vivió un periodo de crecimiento no conocido hasta
entonces.
Gracias al Decreto de Nueva Planta, se anularon las fronteras
arancelarias en la Península y los habitantes de la antigua Corona de
Aragón accedieron a un mercado cuatro veces superior, pasando de 1,5
millones de habitantes a 7,5. Testimonios de la época nos cuentan cómo
marineros catalanes faenaban en Galicia, o comerciantes catalanes
adquirían lana y otras materias primas en Castilla, o vendedores
catalanes ofrecían todo género de algodones y sedas en Badajoz… Cosa
desconocida hasta entonces.
El siglo XVIII fue de gran prosperidad y crecimiento para Cataluña.
Autores nacionalistas como Soldevila o Rovira y Virgili reconocen
-aunque no pueden entender- los recibimientos entusiastas que los
Borbones recibían cada vez que viajaban a la Ciudad Condal. Incluso,
Carlos IV fue recibido en Barcelona en medio de un delirio popular. El
bienestar que trajeron los despóticos Borbones suplió todo recuerdo de
la amarga derrota.
Como curiosidad histórica -de esas que TV3 nunca contará- podemos
recordar que Felipe V, tras la Guerra de Sucesión, encomendó a catalanes
su “guardia pretoriana”, su protección personal. En 1731, Felipe V
formó la Compañía de Granaderos Reales, encomendada al catalán
Bernardino Marimón. Insignes familias catalanas se encuentran entre la
oficialidad de este cuerpo: Marimón, Azlor , Alós, Amat, y militares
como Junyent Bergós -levantador del Regimiento de Barcelona- o Joaquín
Bru Sampsó.
El origen de este excepcional cuerpo al servicio de Felipe V
está en el apoyo inicial de los catalanes al Rey antes del inicio de la
Guerra de Sucesión: entre 1702 y 1703 se formaron en Cataluña cuatro
regimientos de infantería y dos de dragones: de los regimientos de
dragones surgirían los hombres que nutrirían años después, tras la
Guerra, la guardia personal de Felipe V.
Lo más irónico de esta cuestión
es que del Cuerpo de Granaderos de Felipe V, propiamente catalán,
acabaría surgiendo un himno que se acabaría convirtiendo en la Marcha
Real y después en el himno de España." (Entrevista a Javier Barraycoa, Mites i mentides del nacionalisme català, 17/11/2013)
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