7/11/12

No ha habido ni un solo caso en el pasado en el que la independencia no haya venido acompañada de una caída enorme del PIB y de las prestaciones sociales

"No hay un solo inversor que yo conozca que vea la independencia como algo positivo porque:

El acceso al mercado de capitales de Cataluña y del resto de España se reduciría dramáticamente. En el mercado de deuda, dos países separados no tienen el mismo crédito que uno. No ha ocurrido jamás. Cataluña existiría, igual que Chipre, Malta o Macedonia. No digamos que es imposible. 

Pero el crédito disponible anualmente caería tranquilamente a los niveles de esos países, al menos un 35-40%. Si comparamos con Finlandia, una caída del 15-20%. Impacto similar sufriría España.

El acceso a deuda de las empresas privadas se resentiría aún más. ¿Qué viene después de la independencia? Impuestos. Recortes a ingresos regulados. Impagos. Seguridad Social y pensiones cercenadas. Ni de lejos piensen que las empresas privadas, de las dos partes, iban a tener acceso al mercado de capitales hasta que se supiera con certeza el impacto en su generación de caja de la voracidad política.

El diferencial gastos e ingresos sería insostenible. Sea como sea, ambos países gastarían un 16% y un 25% más de lo que ingresan. Con la previsible caída de los ingresos impositivos, la prima de riesgo se dispararía en los dos. Metan ustedes los déficits fiscales que quieran –si se los creen-, pero deduzcan los costes de pagar a la UE y la OTAN y de más estructuras estatales nuevas.

Los políticos de uno y otro lado hacen sus análisis sobre la independencia como un balance de suma cero –o peor, expansivo- y eso es incorrecto. El saldo no es cero, es negativo. 

Ningún inversor se sienta a esperar si el impacto de la independencia sobre el PIB es 5% o 10% o 15%. Se va. Adiós. El beneficiado de este desastre no es ni Cataluña ni Madrid. Es Londres o Nueva York, entre otros, mientras los políticos hablan de brotes verdes y alegrías independentistas. 

Si vamos a un entorno secesionista en España, tendrá efectos muy negativos, tanto para la región separada, como para el resto del Estado y para la economía global –por el nivel tan elevado de endeudamiento exterior público y privado de España en su conjunto, y Cataluña y sus empresas en particular-. 

No ha habido ni un solo caso en el pasado en el que la independencia no haya venido acompañada de una caída enorme del PIB y de las prestaciones sociales. Vean el  estudio sobre la independencia de los países bálticos del European Journal of Political Economy. Cinco años de media de recesión."         (Daniel Lacalle, Cotizalia, 04/11/2012)  

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