"No hay un solo inversor que yo conozca que vea la independencia como algo positivo porque:
- El acceso al mercado de capitales de Cataluña y del resto de España se reduciría dramáticamente.
En el mercado de deuda, dos países separados no tienen el mismo crédito
que uno. No ha ocurrido jamás. Cataluña existiría, igual que Chipre,
Malta o Macedonia. No digamos que es imposible.
Pero el crédito
disponible anualmente caería tranquilamente a los niveles de esos
países, al menos un 35-40%. Si comparamos con Finlandia, una caída del
15-20%. Impacto similar sufriría España.
- El acceso a deuda de las empresas privadas se resentiría aún más.
¿Qué viene después de la independencia? Impuestos. Recortes a ingresos
regulados. Impagos. Seguridad Social y pensiones cercenadas. Ni de lejos
piensen que las empresas privadas, de las dos partes, iban a tener
acceso al mercado de capitales hasta que se supiera con certeza el
impacto en su generación de caja de la voracidad política.
- El diferencial gastos e ingresos sería insostenible.
Sea como sea, ambos países gastarían un 16% y un 25% más de lo que
ingresan. Con la previsible caída de los ingresos impositivos, la prima
de riesgo se dispararía en los dos. Metan ustedes los déficits fiscales
que quieran –si se los creen-, pero deduzcan los costes de pagar a la UE
y la OTAN y de más estructuras estatales nuevas.
Los
políticos de uno y otro lado hacen sus análisis sobre la independencia
como un balance de suma cero –o peor, expansivo- y eso es incorrecto. El
saldo no es cero, es negativo.
Ningún inversor se sienta a esperar si el impacto de la independencia sobre el PIB es 5% o 10% o 15%. Se va. Adiós.
El beneficiado de este desastre no es ni Cataluña ni Madrid. Es Londres
o Nueva York, entre otros, mientras los políticos hablan de brotes
verdes y alegrías independentistas.
Si
vamos a un entorno secesionista en España, tendrá efectos muy
negativos, tanto para la región separada, como para el resto del Estado y
para la economía global –por el nivel tan elevado de endeudamiento
exterior público y privado de España en su conjunto, y Cataluña y sus
empresas en particular-.
No ha habido ni un solo caso en el pasado en
el que la independencia no haya venido acompañada de una caída enorme
del PIB y de las prestaciones sociales. Vean el estudio sobre la
independencia de los países bálticos del European Journal of Political Economy. Cinco años de media de recesión." (Daniel Lacalle, Cotizalia, 04/11/2012)
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