"El presidente Rajoy ha decidido correr el riesgo de la polarización
en la campaña electoral catalana. Artur Mas está intentando enmarcar
esta cita con las urnas en clave de plebiscito (el pueblo catalán
frente a Madrid) para aglutinar en torno a su opción a todos los
«indignados» de la crisis.
Mas necesita a Rajoy para agitar su bandera
independentista, señalar un culpable y olvidar sus responsabilidades de
gestión. En el primer tiempo de esta campaña se está librando un pulso
tan polarizado entre el presidente de la Generalitat y el del Gobierno
español, que el resto de los partidos han tenido que dar una vuelta de
tuerca a sus mensajes para compartir escenario.
Mas, que se vio incapaz de seguir adelante con la legislatura de la
crisis y que ha demostrado tener muy poca habilidad política, se ha
visto preso de la campaña para dos porque necesita reafirmarse frente al
Ejecutivo español. No busca medirse con Alicia Sánchez Camacho, Pere
Navarro o Albert Rivera.
Quiere presentarse como la «víctima de España»
para justificar que la aventura independentista en la que quiere
embarcar a todos los ciudadanos catalanes, nace de la frustración que le
provocó la negativa del presidente Rajoy a concederle el pacto fiscal.
El líder de CiU necesita tomar como referencia al presidente del
Gobierno para extrapolar sus posiciones, al presidente y a un partido
que, a medida que avanza la campaña, se va situando en Cataluña en un
destacado segundo puesto en los sondeos de intención de voto.
Artur Mas
persigue un plan similar al de Urkullu para Euskadi. Los dos sueñan con
un Estado propio desenganchado de España porque, para los dos, la
marca España «es un lastre» (para Mas, un «tapón»).
Pero a los dos les separa la puesta en escena. Urkullu ya ha ganado
las elecciones y, seguramente será el próximo lehendakari de un
gobierno minoritario en un Parlamento mayoritariamente nacionalista. El
tablero complicado en el que debe moverse le hace ser prudente. Y
disimular su impaciencia.
Al revés que el líder catalán que va quedando
en evidencia con su delirio incontenido chocando con la legalidad a la
que comenzó desafiando con su incumplimiento. Artur Mas sigue buscando
el «cuerpo a cuerpo» con España. Y lo ha encontrado.
El presidente Rajoy ya ha participado en dos mítines, en la
incipiente carrera electoral, en los que se ha despojado de la imagen de
la improvisación sobre la política catalana que algunos de los suyos
le reprocharon a comienzos del curso político. Nada que ver.(...)
Pero como Artur Mas no quiere correr el riesgo de reconocer que muchos
empresarios catalanes se verían abocados a trasladar sus negocios a
otros lugares, tal como admitió la candidata de EH Bildu en la campaña
vasca con toda naturalidad, ha seguido desviando la atención hacia su
pulso con Mariano Rajoy acusándole de querer dividir a los catalanes
sin recordar que fue su correligionario Durán Lleida quien dijo hace
tres meses que él no planteaba la independencia porque esa propuesta
era la que provocaba división." (Tonia Etxarri, EL CORREO 12/11/12, en Fundación para la Libertad, 12/11/2012)
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