23/9/12

Política de la claridad canadiense: Una minoría o territorio incluídos en el nuevo Estado, que no quieran independizarse tendrán derecho al mismo proceso para permanecer dentro del estado anterior. En el caso de Cataluña podrían ser Barcelona y su área metropolitana

"Ha llegado la hora de la claridad. El 25 de noviembre de 2003 me cupo el honor de presentar en Bilbao una conferencia de Stéphane Dion, ministro de relaciones intergubernamentales de Canadá, el padre de la llamada Ley de la Claridad, cuyos rasgos principales eran:

La Federación no puede permanecer impasible ante el deseo de secesión de una de las provincias. Por eso, después de una reiterada insistencia de los votantes de una provincia, Canadá convocaría un referéndum para que los secesionistas expresaran su voluntad.
La pregunta del referendum ha de ser clara y sencilla: ¿Quiere usted que Cataluña es constituya como un  estado independiente de España a todos los efectos?

La mayoría ha de ser cualificada, tanto en la participación como en el porcentaje de votos secesionistas. Esto es necesario porque la independencia sería un supuesto irreversible y no puede ser tomado por la mitad de los votantes más uno.

Una minoría o territorio incluídos en en el nuevo Estado, que no quieran independizarse tendrán derecho al mismo proceso para permanecer dentro del estado anterior. En el caso de Cataluña podrían ser Barcelona y su área metropolitana. En el de Euskadi, Alava.

Finalmente se harán cuentas para que el territorio que se escinde haga cuentas con el Estado al que perteneció. Inversiones en infraestructuras, barreras arancelarias que han mantenido el mercado español cautivo para las manufacturas catalanas y otras menudencias.

Hay en el nacionalismo catalán que encarna Mas un componente fetichista notable, el que lleva al amante en el momento clave de la cuestión, a decir a la otra parte: “dame tus bragas, cariño”. La moza piensa ilusionada: “Este pillín quiere tema”, pero requiere más claridad en la propuesta: “si quieres hacer el amor conmigo, dímelo y ya me quitaré lo que me tenga que quitarme”. Bueno, pues se equivoca. 

Lo que quiere de verdad es la ropa interior, el rescate de 5.000 millones, el pacto fiscal. Como escribe Azaña en sus Diarios el 29 de julio de 1937, relatando una conversación con Negrín la noche anterior: “y mientras, venga a pedir dinero y más dinero. (…) “La defección de Cataluña se ha hecho palpable. Los abusos, rapacerías, locuras y fracasos de la Generalitat y consortes, aunque no en todos sus detalles de insolencia, han pasado al dominio público”.           (santiagonzalez.wordpress.com, 12/9/12, en Fundación para la Libertad, 13/09/2012)

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