"El presidente de la Generalitat, que fue el único responsable
convergente que rehusó acudir a la cita por preservar su papel
institucional, insistió ayer en convertir la marcha en la advertencia de
lo que podría deparar la negativa del Gobierno Rajoy a aceptar el
‘pacto fiscal’.
En el fondo Mas sitúa al Estado constitucional ante una
disyuntiva endiablada, porque si el sistema de Concierto y Cupo que la
Carta Magna concede a Euskadi y Navarra se extendiera a Cataluña por
temor a la deriva independentista de ésta comunidad, el resultado
pondría tan entredicho la naturaleza autonómica de la España actual y su
cohesión interna que conduciría a una soberanía fáctica en manos de la
Generalitat.
La creciente polarización entre el cuestionamiento del
Estado de las autonomías a favor de la «recentralización» por un lado y
el independentismo centrífuga por el otro está tensando las costuras de
un modelo que sin duda es perfectible pero que en las tres últimas
décadas ha brindado más beneficios que perjuicios al progreso y al
bienestar de los españoles.
La crisis ha propiciado que el nacionalismo
periférico ponga en solfa la solvencia e incluso la viabilidad de España
tachando su existencia como lastre para la recuperación económica de
Euskadi o Cataluña. Esta visión ventajista y profundamente insolidaria
de la realidad estuvo sin duda presente en la manifestación de ayer en
Barcelona.
Pero es responsabilidad de los partidos y de las
instituciones atender el mensaje de la Diada para reconducirlo hacia la
moderación y la racionalidad en la expresión de los intereses comunes y
en la realización de las aspiraciones legítimas." (Editorial, EL CORREO, 12/9/12, Fundación para la Libertad, 12/09/2012)
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