25/9/12

En Cataluña, por más empeño retórico que pongan algunos, no hay un pueblo oprimido ni una dictadura. Al contrario, hay un Gobierno autonómico, que cuenta con medios de comunicación y con policía’

"Lluís Bassets, director adjunto de El País y responsable de la edición de Cataluña, en un apunte en su blog, el pasado miércoles:

‘[...] Lo único que no se puede hacer con el mandato de la calle es seguirlo. Si somos más precisos deberemos reconocer que la calle no mandata a nadie, no da mandato válido alguno. Podían ser 600.000 como dijo la delegación del Gobierno o un millón y medio, dos millones incluso, como exigían los organizadores.

 Sus motivaciones podían ser muy variadas bajo un rótulo unánime como el de la independencia: no hay duda que si algunos, pocos, querían y soñaban en la separación unilateral e inmediata de España; otros más, muchos, quieren un mejor trato fiscal y una situación financiera más holgada para su Gobierno. ¿Cuál es el mandato? ¿Qué apoyos tiene? Difícil de precisar y concretar.

La calle puede dar mandatos, es cierto. Lo hemos visto muy recientemente en Túnez o en Egipto. Pero en el caso catalán no estamos hablando de esta calle. Nadie parece dispuesto a olvidarse de todo, trabajo, estudios, familia, para dedicarse exclusivamente a exigir una ruptura política en manifestaciones callejeras que no cesarán hasta que se produzca el cambio.(...)

 Aquí, por más empeño retórico que pongan algunos, no hay un pueblo oprimido ni una dictadura. Al contrario, hay un Gobierno autonómico, que cuenta con medios de comunicación y con policía; hay unos ayuntamientos con gobiernos locales independentistas; hay incluso organizaciones sociales, empresas y prensa privada, que se movilizan con toda legitimidad y derecho para sacar a la calle a cuanta más gente mejor y conseguir así la escenificación del apoyo político a las propuestas del presidente detectado ya por las encuestas. 

Todo muy bien y muy correcto, pero nada de mandato. Al menos de momento. Lo único que nos dice la calle es que algo ha cambiado -antes era el autonomismo y ahora es el independentismo el conductor del vehículo catalanista- y que ha llegado la hora de contarse puesto que son tantos los que han decidido expresarlo de forma pacífica.  (...)

Contémonos pues. Que funcione el principio democrático. Elecciones anticipadas, ya. Un plebiscito constituyente, reclaman los más apresurados.  (...)

 [...] ¿Constituyente? Se verá. Quizás sí. Primero habrá que ver los resultados y qué parlamento catalán sale en la nueva situación. No hay que precipitarse. No olvidemos la crisis en la que estamos metidos, la falta de liquidez que sufre este gobierno tan audaz y lanzado.

 No perdamos la perspectiva, porque todo esto, tan doméstico, es de un interés europeo fundamental y nada se podrá hacer si no se hace bien y pensando en Europa, en la Europa de la ley y el derecho y en la Europa federal que tenemos que construir a partir de unos estados en pérdida de soberanía constante."           (lavozdebarcelona.com, 21/09/2012)

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