"No seremos nosotros quienes pongamos
en duda la legitimidad de Cataluña para pedir la independencia de
España. Sea el 11 de septiembre, antes, o después. Cualquier país
debería tener derecho a decidir, democráticamente, a qué clubs quiere
pertenecer. Llámese ese club España, llámese Unión Europea, o llámese
ONU.
Pero este es un asunto, y otro
diferente es el problema de la deuda pública catalana y la necesidad de
ser rescatada por el Fondo de Liquidez Autonómico español. (...)
Para no ser en exceso reiterativos,
recordar, simplemente que: 1) La deuda pública de Cataluña (42.000
millones de euros en el primer trimestre de 2012) equivale al 21% de su
PIB; 2) la Generalitat no tiene ninguna posibilidad de refinanciar la
deuda en el mercado, pues sus títulos de deuda tienen la calificación de
bono basura; 3) Cataluña cerró el año 2011 con un déficit público del
-3,72% del PIB.
De ahí la necesidad de solicitar el
rescate del Fondo de Liquidez Autonómico, que es el único mecanismo al
que puede recurrir. Como cualquier otro rescate, está sujeto a
determinadas condiciones, en este caso fijadas de antemano, y que el
solicitante debe de cumplir. Y aquí se acaba el problema estrictamente
económico.
Por eso la actitud del gobierno
catalán, al decir que solicita el rescate pero que no aceptará
condiciones, sólo cabe entenderla en clave de consumo interno para sus
votantes, preparando ya las próximas elecciones, que con seguridad
tendrá que anticipar.
Lo demás, son intentos vanos de
ocultar el verdadero problema, ¿por qué Cataluña ha llegado a esta
situación?, detrás del siempre rentable políticamente, pero nunca
concretado, debate independentista." (A furada do trasno, 29/08/2012)
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