"Los parámetros de situación han cambiado. Y los viejos clichés no sirven
para analizar el nuevo escenario catalán. El pujolismo se acabó. El
propio Pujol se dio cuenta y se acercó a la independencia.
La idea de
que CiU manejaba los hilos de la queja, pero que siempre acababa
pactando y que, mientras estuviera en el poder, nunca cruzaría
determinadas líneas rojas, ya no sirve.
Como tampoco sirve, por
simplista, la creencia de que el nacionalismo se radicaliza más o menos
en función de los intereses de los 400 que mandan siempre en Cataluña.
Un sector muy importante de estas élites, las 25 o 30 personas que
forman el núcleo duro del poder económico, no están precisamente
entusiasmados con lo que está pasando.
Y han presionado al presidente
Mas, aparentemente sin éxito, para que modere las expectativas." (
Josep Ramoneda, El País, 12 SEP 2012)
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