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Aurelio Arteta, filósofo, profesor universitario y fundador de UPyD, en
un artículo publicado este domingo en
Abc, titulado
El nacionalismo es progresista:
‘He ahí una de las necedades de efectos más desastrosos
para la ciudadanía de este país. Un error “de libro” en el que han caído
muchos de los tenidos por progresistas. Delata una conciencia de culpa por una deuda imaginaria e inextinguible contraída con el nacionalismo a raíz de la represión franquista durante medio siglo.
Me estoy refiriendo al nacionalismo étnico, que es políticamente reaccionario.
No
parecen progresistas por antidemocráticos los partidos y proyectos que
consagran la desigualdad en derechos de los sujetos por razones de tribu
o raza. Tampoco lo serán los que defienden la prevalencia
política de una comunidad particular de creyentes en su Pueblo sobre la
comunidad general de la ciudadanía.
O los que, por tanto, pretenden con
arrogancia que el territorio que ocupan con otros es más suyo que de
nadie y su lengua minoritaria debe ser la de todos. O los que asientan
su programa en unos derechos colectivos (y del pasado) contrapuestos a
los derechos individuales (y del presente).
Socialmente, ese nacionalismo étnico es conservador o de derechas.
Lejos de adoptar por principio posiciones de izquierda, su insolidaridad
básica secundará las contrarias cada vez que lo juzgue necesario.
Incluso para el nacionalismo llamado radical toda causa de justicia
social
deberá subordinarse a la causa nacional;
cualquier conquista de derechos igualitarios ha de esperar a que su
nación conquiste primero la soberanía. Si la expresión “nacionalista de
derechas” es una redundancia, la de “nacionalista de izquierdas” entraña
una contradicción o requiere un acto de fe.
Aceptemos que, además del catalán o vasco, existe también un
“nacionalismo español”. [...] Cierto que su riesgo radica en exhibir su
orgullo frente a los demás Estados más que responder a las demandas de
la justicia y la paz internacionales.
Pero al menos no causará tantos daños a sus propios ciudadanos como el nacionalismo étnico.
Y, sobre todo, frente al alicorto egoísmo de las pequeñas naciones,
acierta al ver en nuestro Estado -y mañana en Europa- la comunidad
política que encarna los valores progresistas de libertad e igualdad’." (lavozdebarcelona.com, 02/10/2011)
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