19/6/11

E PNV asume una organización de tipo militar, donde todo debate interno queda excluido apenas el creyente da el paso decisivo de ingresar en él

"En el PNV, lo que le proporciona desde un principio su especificidad no es la finalidad independentista, ni siquiera su inicial racismo.

Cuando Sabino Arana piensa en montar una organización política, su modelo no es partido político alguno, sino la Compañía de Jesús, en cuyo internado estudió de 1876 a 1881, y a la cual reverenciaba hasta el punto de estimarla tan infalible como el Papa.

De San Ignacio, "nuestro gran patrón celestial", procede la viga maestra de la construcción, la distinción entre el creyente, el patriota, y "el enemigo", quien se opone a Dios y a la libertad de Euskadi, merecedor por ello de ser destruido, con el recurso a la violencia si hace falta.

El radicalismo inherente a esa dualidad implica que el partido, como la Compañía, asuma una organización de tipo militar, donde todo debate interno queda excluido apenas el creyente da el paso decisivo de ingresar en ella: una vez hecha "la gran elección", "nadie debe guiarse por su cabeza".

La maleabilidad es entonces extrema: un partido con un 10% de independentistas en 1990, asume el fin de la independencia unánimemente sin debate alguno en 2000. El Superior, el órgano de dirección, marca la pauta y so pena de expulsión los militantes asumen disciplinadamente sus decisiones.

Lo propio de su autoridad no es explicar, sino elaborar un sistema de designaciones -actitudes, símbolos, códigos de comunicación- que acote el espacio identitario de la comunidad nacionalista y la separe de un exterior hostil, o al que es preciso hostilizar.

Ejemplos: el lehendakari tiene que ser llamado "López", el País Vasco, Euskalherría. Y por fin, lo que es esencial, el absolutismo de los principios ha de conjugarse con el pragmatismo de los medios. Incluso, advierte Ignacio, cabe entrar con el enemigo, siempre que salgamos con nosotros mismos.

Vale aceptar la autonomía, si es plataforma para la soberanía, convirtiendo el ideario nacionalista, con su lógica de exclusión incorporada, en elemento hegemónico de la mentalidad vasca." (ANTONIO ELORZA: Del PNV a Bildu. El País, 18/06/2011, p. 14)

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