"Y mucha responsabilidad de ese complejo la tienen las élites gobernantes de España.
La primera enfermedad social de la que, a mi juicio, tenemos que ocuparnos en nuestro dolorido Euskadi es, en efecto, el complejo de no ser vasco. Y la mejor forma de abordarlo es contextualizando la principal marca de la vasquidad dentro y fuera del País Vasco: los apellidos.
Pero si estas cifras las contrastamos con los ciudadanos vascos sin apellido euskérico, tenemos la siguiente proporción: el 20,50% de la población vasca tiene los dos primeros apellidos euskéricos, el 25,43% tiene uno, y, por tanto, el 54% no tiene ninguno.
El apellido euskérico se convirtió, desde la llegada masiva de inmigrantes, en marca indeleble de la vasquidad dentro del País Vasco, con consecuencias de gran calado para nuestra convivencia. En la web del Parlamento vasco podemos comprobar que los parlamentarios de apellido euskérico han sido siempre mayoría, sobre todo entre los partidos nacionalistas y, entre estos, los de la llamada izquierda abertzale han lucido más prosapia vasca que los nacionalistas moderados.
Por no hablar de la presencia abrumadora de apellidos euskéricos en las planas mayores de los partidos nacionalistas, los mismos que dicen que vasco es todo el que vive y trabaja aquí. (...)
El gran logro del nacionalismo vasco fue ocultar que el verdadero motivo de su aparición fue rechazar a los inmigrantes. En su lugar, hizo creer a todos que lo suyo era en realidad un movimiento de reivindicación de lo propio que enlazaba directamente con el fuerismo y el carlismo precedentes.
Escribieron una historia del País Vasco como la larga marcha de un pueblo siempre libre, hasta que a finales del siglo XIX la invasión 'maketa' y a mediados del XX la 'coreana' vinieron a estropearlo todo. Se trataba de un relato cuyo único objetivo era provocar el complejo de no ser vasco entre la población inmigrante. (...)
La súbita y desaforada industrialización vasca coincidió con el desastre de 1898 y algunos vascos pensaron que España había dejado ya de ser para siempre un escenario de oportunidades. Sabino Arana Goiri empezó a divulgar su mensaje enfrentándose a toda la política de su tiempo, sobre todo a fueristas y carlistas, a los que consideraba los peores, por ser vascos nativos en su mayoría y amigos de lo español (maketófilos). (...)
La inmigración española al País Vasco tiene que interiorizar que no vino a estropear nada ni a evitar que los vascos fueran tan independientes como antes, ya que estos nunca lo fueron ni lo quisieron ser.
Lo que tenemos en realidad es un ejemplo más de la universal reacción frente al extraño, que aquí se ha institucionalizado por diversos motivos: el de fuera se queda sin posibilidades de sentirse de aquí salvo que asuma la política nacionalista, cuya gran baza es porfiarle a España con la independencia para imponerse así al no nacionalismo interior.
Esta es toda la historia de por qué muchos inmigrantes en el País Vasco han interiorizado un complejo de culpa por no ser vascos. En la raíz de ese complejo está la labor eficaz del nacionalismo vasco, haciéndonos creer que todo iba bien hasta que nosotros llegamos. (Fundación para la Libertad, citando a Pedro José Chacón, EL DIARIO VASCO,1/4/2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario