15/7/08

El nacionalismo del petróleo ¿Santacruceño? ¿Escocés? No, Groenlandés

“Groenlandia quiere la soberanía. La provincia autónoma danesa someterá el autogobierno a referéndum.

El hecho diferencial en Groenlandia se llama petróleo. Al margen de esgrimir su especificidad étnica -el 80% de los 57.100 habitantes de la isla son inuits (esquimales)-, las autoridades de esta provincia autónoma danesa ven en los más de 31.000 millones de barriles de crudo que encierran sus costas la verdadera llave para la independencia…. el resultado de las urnas parece tan claro que ya hay fecha para la entrada en vigor de esa autonomía ampliada, el 21 de junio de 2009. Lo que pase después será sólo una cuestión de matices, una escala semántica de grados de soberanía. (…)

Pero esa autonomía ha sido hasta hoy inversamente proporcional a su dependencia económica de la metrópoli. Cada año, Dinamarca desembolsa a fondo perdido 3.200 millones de coronas (430 millones de euros), la mitad del presupuesto de la isla. Por eso, el sector público es el que mayor peso tiene, aunque suponga un cuerpo extraño en el seno de una sociedad seminómada de cazadores y pescadores.

"Los groenlandeses son hoy una población muy acomodaticia, rentista", explica el antropólogo español Francesc Bailón, que reside en la isla parte del año. "En las últimas décadas, los inuits han pasado de cazadores a asalariados, lo que ha agudizado el proceso de aculturación", explica. Así las cosas, el petróleo se revela como clave.

El Gobierno autónomo groenlandés participa en todas las licencias concedidas, que se han multiplicado por tres en el último lustro.

El problema es que Dinamarca pretende recibir la mitad de los royalties, y a la vez reducir su contribución a las arcas groenlandesas. Ése ha sido el principal escollo de las negociaciones bilaterales, resuelto finalmente en un acuerdo base por el cual Groenlandia recibirá los primeros 75 millones de coronas (10 millones de euros) que produzcan los barriles de crudo; por encima de esa cantidad, los beneficios se distribuirán equitativamente y se deducirán de la contribución anual de Copenhague. La recesión en que ha entrado Dinamarca bien podría explicar la suelta de amarras, metafórica y económicamente hablando, de su ex colonia. (…)

Pero ¿pueden el petróleo, o la independencia, dar la felicidad a los groenlandeses? La mayoría esquimal conoce "uno de los índices de delincuencia más altos del mundo, sobre todo si consideramos la bajísima densidad de población [0,026 habitantes por kilómetro cuadrado]", subraya Bailón. El proceso de ajuste entre los inuits y la modernidad se desarrolla a trompicones.” (El País, ed. Galicia, Internacional, 14/07/2008, p. 6)

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