Nuestro sistema fiscal, mal que bien, como ya tuvimos ocasión de discutir, está basado en dos principios: contribuyen las personas (físicas o jurídicas) no los territorios (salvo los forales), y es progresivo y redistributivo, es decir, los más ricos pagan más para que los menos ricos reciban más.
A partir de ahí, intentar sacar conclusiones territoriales sobre balanzas fiscales personales es como preguntar cuantos goles se han metido en una corrida de toros. No tiene sentido. Son cosas distintas. Puede haber una mayor concentración de personas ricas en un territorio pero no pagan más por vivir en ese territorio, sino por ser ricas. Todas las centrales de las empresas ubicadas en Madrid y que pagan aquí sus impuestos no pagan lo que pagan por vivir en la capital, sino que lo hacen en función de sus beneficios, y pagarían lo mismo si su sede estuviera en cualquier otra parte de España. (…)
En segundo lugar, introducir la lógica del ‘tanto aporto, tanto cobro’ es contraria a la lógica redistributiva de un sistema fiscal como el nuestro…Uno puede oponerse a la redistribución en un fenómeno que he denominado la rebelión de los ricos. Es cuando los ricos dicen “basta ya de pagar tantos impuestos para mantener a los más pobres”. Es defendible esa postura, pero no desde la izquierda. Creo yo.
(…) Además, podemos entrar en una lógica absurda de conocer también las balanzas comerciales y los intercambios de trabajadores entre Comunidades Autónomas. Un territorio determinado, ¿sería tan rico y sus habitantes pagarían tantos impuestos si el resto del país no le compráramos tantos productos hechos allí por trabajadores no nacidos allí? Absurdo, ¿no?. (Blog de Jordi Sevilla: Fútbol toros y balanzas fiscales; jueves, 29 de Noviembre de 2007)
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