“Demasiada gente miró para otro lado en Hernani cuando en una suerte de noche de los cristales rotos (como con la que se inició en 1938 el exterminio de los judíos en
-Usted luchó por la democracia contra el franquismo. ¿Cómo podía admitir la violencia contra sus compañeros de Ayuntamiento y sus familias?
-No les veías como personas, sino como representantes de un partido que no te daba ni agua y que dirigía la represión policial contra nuestro pueblo. Les veías machacados, te daban pena, pero troceabas la realidad. Era más lo que nos unía, la falta de libertad y los presos lejos de Euskal Herria, que lo que suponía la violencia. Pasabas.” (JESÚS RODRÍGUEZ: El silencio de Hernán; El País, El País Semanal, 22-07-07, pp. 42)
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