17/9/23

Joan Fuster dibuja un escenario etnicista, una división tajante entre valencianos de verdad y valencianos asimilados... marcaba y separaba a unos valencianos de otros valencianos... en el fondo lo que trasluce es algo muy parecido a las tesis que se leían en los años 30 en el nacionalismo catalán, el miedo a la asimilación por parte de unas 'hordas' que vienen, castellanoparlantes, que se van a comer mi cultura... tenemos una izquierda que por oposición al franquismo se alió con el carlismo, con los elementos más reaccionarios e identitarios de toda España, porque consideraba que como el franquismo era el nacionalismo español todo lo que se opone al nacionalismo español era antifranquista. Ha habido una alianza con todos los nacionalismos y creo es uno de los callejones en los que se ha metido la izquierda porque cómo defiendes un proyecto de igualdad mientras estás aliándote con alguien que defiende un proyecto de desigualdad absoluta, de castas y de cristiandades viejas, y esto es una de las grandes esquizofrenias que ha tenido una parte de la izquierda

 "(...) – En otro de tus libros de ensayo, 'Lugares fuera de sitio', al hablar del Rincón de Ademuz y poner en antecedentes al lector sobre su integración en Valencia se detiene en Joan Fuster, del que llega a afirmar que es «etnicista y segregador y bebe de los pozos más racistas de la doctrina» (página 262).

– Habla él mismo porque reproduzco un par de páginas. Es un producto de la época y si Joan Fuster escribiera ahora no plantearía eso. Ha habido una lectura de Fuster muy contemporizadora, siempre, intentando pasar de puntillas sobre cuestiones que a mi me parecen muy espinosas de su pensamiento y que tenían que ver con el trazo grueso con que marcaba y separaba a unos valencianos de otros valencianos... esa forma de concebir el etnicismo, ya en los años 60 si España hubiera sido un país democrático no se hubiera planteado así, pero está hablando de la agresión castellanista durante el franquismo, de cómo el franquismo está llevando a cabo una política de supresión de toda la cultura valenciana, y se entiende así, en ese sentido.

Pero en el fondo lo que trasluce es algo muy parecido a las tesis que se leían en los años 30 en el nacionalismo catalán, el miedo a la asimilación por parte de unas 'hordas' que vienen, castellanoparlantes, que se van a comer mi cultura. 

Visto desde hoy, los fragmentos que reproduzco, dan un poco de repelús. Casa mal con la perspectiva democrática de Fuster la división tajante entre valencianos de verdad y valencianos asimilados. Dibuja un escenario etnicista que me parece peligroso, y sorprende que lo dibujara en los 60, y lo hemos pasado por alto porque lo vimos como un alegato antifranquismo, pero si lo vemos como es ningún demócrata hoy puede sostener esas tesis, esos dos o tres capítulos de 'Nosaltres els valencians', ningún valencianista democrático hoy puede sostenerlos, es defender una visión trasnochada, caricaturesca y pseudorracista.

– ¿Y no le sorprende que la izquierda valenciana asuma tan alegremente las tesis fusterianas?

– Pero eso no es un problema sólo de la izquierda valenciana, es de la izquierda de toda España. Por oposición al franquismo la izquierda española se volvió foralista, ha habido una esquizofrenia...

– Han caído en una contradicción absoluta.

– Claro, pero no tenemos una izquierda jacobina, tenemos una izquierda que por oposición al franquismo se alió con el carlismo, con los elementos más reaccionarios e identitarios de toda España, porque consideraba que como el franquismo era el nacionalismo español todo lo que se opone al nacionalismo español era antifranquista. Ha habido una alianza con todos los nacionalismos y creo es uno de los callejones en los que se ha metido la izquierda porque cómo defiendes un proyecto de igualdad mientras estás aliándote con alguien que defiende un proyecto de desigualdad absoluta, de castas y de cristiandades viejas, y esto es una de las grandes esquizofrenias que ha tenido una parte de la izquierda. (...)

– ¿Ve al Gobierno ante una oportunidad histórica en el asunto catalán?

– No, no lo veo. Estamos viendo un equilibrio cogido con alfileres y las tensiones van a venir una semana detrás de otra. Lo que estalló en Cataluña en el momento en que se rompió la baraja es un problema al que nos vamos a enfrentar al menos una generación, ni este Gobierno, ni el siguiente ni el siguiente van a encontrar un punto de acomodo. Ya hay una huida hacia adelante, una parte de la política catalana que necesita ese conflicto permanente, porque vive de él, y lo va a fomentar, y hay una ruptura enorme, institucional y social, que va a costar mucho volver a soldar. Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir en esta inestabilidad y en este tira y afloja constantes.

– La conllevanza orteguiana...

– Sí, pero esa conllevanza terminó con una guerra civil..."                 

(Entrevista a Sergio del Molino, Pablo Salazar, Las Provincias, 10/02/20)

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