21/8/23

El procesismo ha creado una gramática de nueva extrema derecha europea que se ha formalizado con rapidez y permite intuir lo que puede venir el 23J

 "(...) El procesismo (...) Ha creado, en ese sentido, una gramática de nueva extrema derecha europea. Que –y eso es la ventaja de que Catalunya permita ver los fenómenos unos años antes– se ha formalizado y ha calado –ojo, cuidadín– con rapidez. 

5- Esa gramática ultraderechista no desaparecerá, pues ha sido un éxito. Ha permitido vivir a lo que está muerto.(...)

 9- La extrema-derechización de Junts es efectiva. Ha posibilitado que la alcaldía del municipio más grande del Estado en manos de un partido explícitamente postfacista –Aliança Catalana– esté en Catalunya –Ripoll–. Es una energía tan fuerte, la de Junts, que contamina puntualmente a CUP: en Girona, habiendo otras opciones posibles, la CUP gobierna en coalición con ERC y con un Junts con un léxico muy gore. Es la unión de un pueblo que ha superado las clases sociales, etc. (...)

13- La fuerza desmesurada de la extrema derecha afecta incluso al campo de Comuns. En las alturas se sigue sin ofrecer un vocabulario propio y exigente, distanciado del procesismo. El vocabulario emitido no suele aludir al problemón de convivencia que supone la extensión de criterios extremoderechistas, y emite propuestas ambiguas de referéndum, esto es, de palabras emitidas por el campo procesista. No se puede negociar, con criterio de cohesión social, con la extrema derecha utilizando su vocabulario. No se puede asumir, para romper el hielo y desencallar situaciones que, es un decir, el Reichstag fue quemado por un comunista. (...)

16- Hummm. Donde entra la nueva extrema derecha –entra en todas las identidades europeas– todo cambia. Gana tal vez quien menos cambia. (...)"                (Guillem Martínez, CTXT, 10/07/23)

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