26/1/22

¿Por qué los españoles tienen peor opinión de su país que los extranjeros? Entre los países europeos más grandes, España es el que se percibe más positivamente desde el exterior, por delante de Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido... España es uno de los pocos países que ha pasado de una renta media a una alta. Pero se vende mal y no desprende la confianza que merece... Nadie es más duro con los españoles que ellos mismos... Es como si los españoles hubieran creado una especie de leyenda negra moderna sobre ellos mismos

 "España vuelve a ser mejor percibida en el exterior que por sus propios ciudadanos, según un informe del Real Instituto Elcano y la empresa RepTrak (ver gráficos 1 y 2). En 2020 fue al revés por primera vez desde que se inició el estudio anual en 2014, a pesar del impacto inicial de la pandemia del COVID-19.

 Se encuestó a veinticuatro países para conocer su percepción interna y la de otros países. En casi todos ellos la percepción interna era superior a la externa, con la excepción, además de España, de Argentina, Japón, Sudáfrica y Brasil. Los dos países latinoamericanos y España tienen algo en común: todos han sido dictaduras (también Sudáfrica, si se cuenta el apartheid como una forma de dictadura), pero es imposible saber si ésta es una de las causas de la baja autoestima.

Los tres países más "orgullosos" (es decir, los que más se sobrevaloran a sí mismos, en comparación con la percepción externa que se tiene de ellos) son Rusia, Turquía y -no es sorprendente- mi propio país, Gran Bretaña (una diferencia positiva de más de 9 puntos entre la percepción interna y externa).

El Reino Unido ha conseguido durante mucho tiempo estar por encima de su peso a nivel internacional y trata de hacerlo después del Brexit con el mantra sin sentido de la "Gran Bretaña Global", repetido sin cesar por el gobierno, ignorando la paradoja entre los Brexiters que impulsan un Reino Unido comprometido internacionalmente y el hecho de que el Brexit ha significado la desvinculación con la UE, el mayor bloque comercial del mundo.

Las puntuaciones de la encuesta se basan en 17 atributos que incluyen el estilo de vida, la calidad de los productos y servicios, la cultura, el sistema educativo y el entorno económico. Entre los países europeos más grandes, España es el que se percibe más positivamente desde el exterior, por delante de Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido. España sube en el ranking en aspectos como los países más atractivos para visitar (9º frente al 14º de la encuesta anterior) y en cultura (6º, frente al 9º) y es el 10º país más recomendado para vivir (17º para trabajar e invertir).

 Pero cuando se trata de la autoevaluación de los españoles en cuestiones como "ética y transparencia", "uso eficiente de los recursos" y "entorno institucional y/o político" hay una diferencia de entre 15 y 20 puntos con las puntuaciones que otros países asignan a estas mismas características.

La oleada de casos de corrupción, sin embargo, no ha dañado significativamente la imagen de España en el exterior, pero en el interior sí influye mucho más en la visión que los ciudadanos tienen de su país. Lo que es muy importante para nosotros se vive con gran intensidad y dramatismo en casa, mientras que recibe una atención muy limitada fuera de nuestras fronteras", dice mi colega Carmen Enríquez González, que dirige el Observatorio de la Imagen de España de Elcano.

En mi experiencia de haber vivido en España durante los últimos 35 años, los españoles tienden a dramatizar en exceso sus problemas y también a pasar del excesivo pesimismo al excesivo optimismo.

Este año, el país ha seguido siendo duramente golpeado por la pandemia, pero es probable que éste sea sólo un pequeño factor que contribuya a la visión negativa de los españoles sobre su país. España ha afrontado el COVID mucho mejor que países como Estados Unidos y el Reino Unido, cuyas muertes por cada 100.000 habitantes a finales de octubre eran respectivamente 226 y 210, frente a las 185 de España. Y el porcentaje de población española doblemente vacunada es uno de los más altos del mundo (alrededor del 80%, frente al 67% del Reino Unido y el 57% de Estados Unidos). Pero este éxito no parece haber calado entre la población.

El sistema de salud pública español ha recibido una paliza, pero está en mucha mejor forma que el británico, según los parámetros internacionales habituales (por ejemplo, el 7º en la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, frente al 18º del Reino Unido). La mayoría de los españoles, sin embargo, no lo saben. España también supera al Reino Unido en esperanza de vida media: 83,5 años frente a los 81,2 de 2019 antes de la pandemia, que redujo la esperanza de vida en ambos países. Hace 50 años, la esperanza de vida de España era de 71,6 años y la del Reino Unido de 72,3.

España puede y debe estar orgullosa de los más de 40 años de democracia y de los logros económicos, sociales y culturales, aunque siempre se puede mejorar. España es uno de los pocos países que ha pasado de una renta media a una alta. Pero se vende mal y no desprende la confianza que merece. Nadie es más duro con los españoles que ellos mismos, y además son especialmente sensibles y tienen la piel muy fina con lo que dicen los extranjeros sobre ellos. Pocos países son más autocríticos. Es como si los españoles hubieran creado una especie de leyenda negra moderna sobre ellos mismos.

Este complejo de baja autoestima/inferioridad se remonta, de forma simplista, a la decadencia del vasto imperio español, una historia sangrienta de 53 golpes de Estado, siete constituciones y tres guerras civiles carlistas entre 1812 y 1935, seguidas de la Guerra Civil de 1936-39 y la dictadura franquista de 36 años hasta 1975. Partes del pasado son idealizadas por los dos extremos del espectro político, la derecha dura de VOX y la izquierda dura de Unidos Podemos, para sus propios intereses particulares.

Feria, la novela autobiográfica más vendida de Ana Iris Simón, se nutre de la nostalgia por un pasado reciente que se romantiza. "Tengo envidia de la vida de mis padres a mi edad", dice la frase inicial de la autora de 30 años.

El régimen franquista, con su nacionalcatolicismo y su exclusivo discurso anti-España (todos los contrarios a una determinada idea de España), desvirtuó el patriotismo natural que todos los países muestran. Como resultado, las muestras de patriotismo se han asociado a ese régimen. En general, los españoles, salvo los partidarios del nacionalismo de extrema derecha, son reacios a hablar abiertamente de la patria o a ondear la bandera nacional, aunque ésta sea de todos.

¿Cómo se puede superar la baja autoestima? A principios de este año, el Ministerio de Asuntos Exteriores lanzó una segunda entrega de la campaña "Spain for Sure" para reforzar la reputación del país en el extranjero y la autoestima de los españoles. A diferencia de la primera campaña, en la que participaron españoles conocidos como el campeón de tenis Rafa Nadal y el cocinero estrella José Andrés, la segunda entrega incluyó a personalidades extranjeras que viven y trabajan en España como el bodeguero danés Peter Sisseck, que ha llevado el vino español a lo más alto del mundo, la cantante cubana Lucrecia Pérez y el entrenador de fútbol argentino del Atlético de Madrid.

Este esfuerzo, sin embargo, tuvo poca repercusión. Que unos famosos digan cosas bonitas de un país con un telón de fondo de lugares emblemáticos durante unos segundos no va a cambiar la percepción de la gente, ni dentro ni fuera del país.

En mi opinión, hay dos factores fundamentales que deben cambiar: un sistema educativo (hasta los 16 años) que dedica poco tiempo a explicar los avances del país desde el final de la dictadura franquista y a situarlos en un contexto internacional, lo que ha hecho que los menores de 30 años desconozcan en gran medida los logros alcanzados, y una clase política permanentemente en guerra y, por tanto, incapaz de forjar consensos y compromisos plurianuales duraderos en cuestiones clave.

Entre estos temas se encuentran la educación (altas tasas de abandono escolar y repetición de curso), las pensiones (un déficit estructural insostenible), el mercado laboral (disfuncional) y el federalismo asimétrico. Y cuando se aprueban las reformas, con demasiada frecuencia se deshacen cuando toma posesión un nuevo gobierno de distinto color político.

El cortoplacismo de los sucesivos gobiernos desde 2015, cuando se rompió el sistema esencialmente bipartidista de los gobiernos del Partido Popular o de los socialistas con la llegada al parlamento de dos nuevos partidos -Podemos y el pretendidamente centrista Ciudadanos (agravado en 2019 con la entrada de VOX)- ha dejado al país parado.

La sociedad española, con la excepción de Cataluña, no se ha radicalizado como lo ha hecho la clase política. Está dispuesta a hacer sacrificios, como hizo durante la Gran Recesión de 2008-14, si está convencida de que son los mejores (y a largo plazo) intereses de la mayoría. Pero lo que ven es el deprimente espectáculo de los diputados bramando unos contra otros.

Manuel Valls, ex primer ministro francés que también tiene la nacionalidad española, dice que los españoles deben preguntarse qué significa ser español para forjar un proyecto común como nación.

En el polarizado y fragmentado clima político actual, eso es casi imposible, pero, como dice la expresión española, "la esperanza es lo último que se pierde".   
           (   , Real Instituto Elcano, 18/11/2021)

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