24/11/21

Presidentorra ha alcanzado la cima de su existencia, a la que estaba predestinado. Hace una semana fue nombrado Cofrade de Honor de la Ratafía, lo que hace que su vida finalmente haya adquirido sentido... en Catalunya no cabe duda de que pasar de presidir el gobiernillo a ser el embajador de un licor, es un gigantesco paso adelante... Le ha costado toda una vida, pero al final ha abrazado su destino y, de paso, una botella

 "Presidentorra ha alcanzado la cima de su existencia, a la que estaba predestinado. Hace una semana fue nombrado Cofrade de Honor de la Ratafía, lo que hace que su vida finalmente haya adquirido sentido. Presidir la Generalitat era sólo un paso que estaba obligado a realizar -a desgana- antes de llegar al lugar que merece, que no es otro que el de cantar, allá donde vaya, las excelencias de un licor de hierbas, mejor tarde que nunca.

 Lo digo sin ningún demérito hacia los honrados productores de ratafía, todo lo contrario: en otros lugares no será así, pero en Catalunya no cabe duda de que pasar de presidir el gobiernillo a ser el embajador de un licor, es un gigantesco paso adelante. 

 El propio Pere Aragonès preside el gobiernillo sólo como un escalón hacia cotas más altas y más apropiadas a su talento, quién sabe, ya que por edad todavía no puede consumir alcohol, tal vez llegará a ser nombrado consumidor preferente de galletas maría, todo un honor en comparación con su cargo actual.

 Le ha costado toda una vida, pero al final ha abrazado su destino y, de paso, una botella. Una vez Presidentorra ha llegado al máximo que le permiten sus capacidades -más las digestivas que las intelectuales- va a sentirse frente al vacío.

 ¿Qué hacer con lo que le reste de vida, ahora que es sabedor de que no podrá llegar más arriba, consciente de cómo enaltecer los méritos de un licor, supone en su caso haber tocado techo? No son pocos los hombres que caen en la depresión cuando ven que ya nada les motiva, peor aún, hay quienes en tal situación caen en el vicio de la bebida, un peligro que acecha especialmente a Presidentorra debido a la naturaleza de la su nueva actividad. Quiera Dios que, si decide ahogar en alcohol ese vacío existencial, haga honor a su cargo y sea a base de ratafía.

 Ante la evidente ausencia de capacidad intelectual en Presidentorra, los responsables de la ratafía de Santa Coloma de Farners han tenido en cuenta otros méritos para nombrarle Cofrade. Fueron los únicos de Cataluña que no se llevaron a engaño y comprendieron desde el inicio al que se refería este hombre cuando anunciaba pomposamente que nunca se rendiría, que persistiría hasta el final: a no soltar la botella de ratafía hasta a vaciarla por completo. Y nada más."               (Albert Soler, Diari de Girona, 23/11/21)

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