"El coronavirus se ha cebado con los barrios más pobres de Barcelona. Nou Barris es el que registra más positivos frente a Sant Gervasi que
es el que tiene menos: 533 frente a 77 por cada 100.000 habitantes.
Cifras que se explican por las malas condiciones de vida y el tipo de
vivienda. Pero también porque en estos barrios viven las y los trabajadores más precarios
que son los que siguen al frente de esta crisis: en supermercados,
haciendo labores de limpieza o repartiendo comida a domicilio. Expuestos
cada día al virus.
¿Cómo viven estos días las familias de estos barrios?¿Las que están
confinadas en espacios diminutos o en infraviviendas?¿Qué dificultades
tienen las personas que ejercen los trabajos más precarios o han perdido
su empleo?¿Cómo se las arreglan los niños y niñas que están encerrados en pisos donde no hay casi espacio para moverse?
Si nos informamos por TV3 y Catalunya Ràdio, no lo sabemos.
Tampoco sabemos las dimensiones del drama que se está viviendo en
hospitales y residencias sobre el que se habla siempre de una manera
aséptica, con gráficos y cifras que no dan cuenta de lo que realmente
está sucediendo.
Desde que se declaró el estado de alarma, nuestros medios públicos de
comunicación se han esforzado en ofrecer su particular punto de vista
de la situación. Uno que hace de altavoz del relato del gobierno catalán,
que insiste en culpabilizar al gobierno español de una crisis sanitaria
de dimensiones planetarias esquivando cualquier tipo de
responsabilidad. Un relato en el que no se mencionan nunca los recortes sanitarios de la última década en Cataluña.
Pero que también esconde la cara más cruda de la realidad, aquella que
sufre la parte de la ciudadanía más vulnerable y que desmonta la imagen
que se esfuerzan en vendernos: la de una Cataluña donde las cosas
siempre se hacen mejor. Donde no existe un 21,3% de personas viviendo bajo el nivel de la pobreza.
En la que no se habla de las Kellys ni de las cuidadoras que trabajan
por salarios de 343 euros. Tampoco de los niños y niñas que viven con
toda su familia en una sola habitación y que ahora tienen muy pocas
opciones para continuar con su actividad escolar.
En esta situación de
crisis, se muestran entrevistados relajados, que nos hablan desde casas cómodas,
con mucho espacio y amplias estanterías a sus espaldas, aconsejándonos
lecturas interesantes para reflexionar acerca del futuro de la
humanidad.
En vez de cumplir su labor de servicio público y dar cuenta sobre los
graves problemas sociales que tenemos que resolver, sobre los mecanismos
para denunciar casos de violencia machista o de maltrato infantil que
se han disparado con los confinamientos, se opta por repetir una y otra
vez informaciones que no sólo refuerzan la idea que todo lo que hace el
gobierno español está equivocado sino que además está planificado para perjudicar a los y las catalanas. (...)
Toni Albà ha acusado a los socialistas de tener muertos a sus espaldas y les ha comunicado que tendrán que vivir confinados el resto de sus vidas. Algo parecido ha hecho Jair Domínguez del programa ‘Està passant’ mientras Bru Esteve, de Adolescents iCat, se ha permitido hacer bromas macabras sobre el alto número de muertos en Madrid.
Pilar Rahola, que a pesar de las restricciones en la programación sigue
contando con sus espacios fijos para despotricar mientras la
presentadora de turno asiente sonriendo, le ha dicho literalmente al
presidente del gobierno, Pedro Sánchez que se vaya a la mierda. (...)
¿Hemos visto alguna nota de prensa desmarcándose de estas manifestaciones?
Ni siquiera en un momento en que enfrentamos una crisis de
consecuencias difíciles de prever, TV3 y Catalunya Ràdio han sido
capaces de ponerse a la altura de las circunstancias y dejar de hacer de
altavoces de aquella parte del independentismo que ha pasado de la proclama de ‘España nos roba’ a la de ‘España nos mata’. (...)" (Beatriz Silva, Crónica Global, 02/04/20)
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