7/11/19

En esta crisis, la gran vencedora será la derecha. La izquierda, los movimientos populares, los grandes derrotados. La izquierda “caviar” que soportamos no ha sabido entender el problema. Carece de las necesarias bases teóricas, plagada como está de arribistas y recién llegados a la política

"(...) Esta izquierda fantaseaba con que este movimiento iba a generar un salto colectivo hacia adelante pero el resultado ha sido lo contrario. El incremento electoral de la derecha y un posible pacto PSOE-PP-Cs es una de las consecuencias 
 
Las reivindicaciones del Independentismo catalán son profundamente insolidarias. Al asumir el relato victimista de los gobernantes de derechas en Cataluña, la izquierda queda incapacitada para generar un relato alternativo. 

Se da la paradoja de que esa izquierda desnortada, carga contra el PP de Casado por Neoliberal y apoya a la derecha Neoliberal en Cataluña. Recordémoslo, los gobernantes catalanes han sido los más duros en aplicar los recortes sociales en todo el estado español. (...)

El trabajo de zapa realizado por nacionalismo de derechas de la era Pujol desde hace décadas (los fundamentos racistas de una parte de la sociedad catalana la sostienen) está dando resultado. Todo está sabiamente aderezado con gotas de supremacismo y la necesaria invención de falsos mitos colectivos: desde el mito de Rafael Casanovas1, hasta la invención de un supuesto reino de Cataluña con casa real propia, o los disparates de vendedores de humo subvencionados para explicar que Teresa de Jesús, Colón o Leonardo de Vinci eran catalanes. (...)

Esa violencia estructural, larvada o no según interese a los políticos que son sus promotores, se asienta sobre varias convicciones. 

La primera, considerarse un grupo especial elegido para alcanzar metas superiores (los orígenes del catalanismo tienen una base profundamente racista, rasgos que en parte han perdurado hasta nuestros días)3

La segunda, ser injustamente tratados y traicionados desde siempre y en todo lugar (injusticia). 

La tercera, el sentido de soledad y desconfianza hacia los demás (lo que refuerza el discurso polarizador contra España). La cuarta, la creencia de que nuestra cultura está en peligro de extinción, la lengua, la cultura… (Vulnerabilidad)  (...)

En Cataluña la empatía ahonda y profundiza las diferencias, puesto que sólo se aplica a los “nuestros”: hemos de ser “empáticos con los presos y exiliados” ¿nada más? ¿No deberíamos serlo con las familias angustiadas que ven impotentes como queman contenedores y las llamas alcanzan la altura de un cuarto piso? La empatía se ha convertido en la argamasa de un impulso emocional que cohesiona al grupo ahondando y profundizando las diferencias. 

Están dadas las condiciones para ahondar más el conflicto (¿es posible profundizar más sin llegar al enfrentamiento civil?). El independentismo no cejará, no puede, se desautorizaría así mismo, el único camino que se le abre es ahondar en su anti-españolismo; han de reforzar los tintes xenófobos del discurso independentista.(...)

Cataluña tiene un enorme problema que no es sólo con el Estado español, sino esencialmente entre catalanes. El mayor problema de Cataluña es su división interna. Ahora es más preocupante el enfrentamiento de unos catalanes contra los otros que el problema territorial. (...)

Un Referéndum que necesariamente preguntará sobre la catalanidad o la españolidad no es en modo alguno una solución. Habríamos de recordar a esas dos mitades de la población que aspectos nos unen que no son sino la defensa de los servicios públicos y el escueto Estado del bienestar que aún tenemos. (...)"                    (Eduardo Luque, Crónica Global, 26/10/19)

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