4/11/19

Carlos Jiménez Villarejo: «Mientras el ‘Govern’ no renuncie a la autodeterminación, el diálogo con España es imposible»

"(...) No es optimista sobre una vía de negociación entre el Estado y el Govern:
“Tienen que renunciar  primero al derecho de autodeterminación y aceptar que Cataluña es una Comunidad Autónoma dentro de un Estado de Derecho. A partir de ahí se pueden estudiar fórmulas. De lo contrario, el diálogo es imposible”.

 El antiguo fiscal anticorrupción y miembro de Federalistas d´Esquerres dice que hay sectores de la ciudadanía en Cataluña que no se atreven a reaccionar ante las agresiones e insultos por temor a una reacción violenta.

“Durante años ha existido un gran silencio de la mayoría de la sociedad que ha tenido que sufrir una actitud ofensiva e insultante del  movimiento independentista”.  (...)

El «Govern» hace ya varios años que está compuesto por la mayoría formal o electoral independentista desde el punto de vista parlamentario, que no social.

Es una mayoría que les favorece a causa de la ley electoral española que aplican sin rechistar, particularmente en las zonas rurales de Lleida y Girona. Es por tanto una mayoría parlamentaria relativa pues no tienen mayoría social.

Pero yo siempre he echado en falta que, en su conjunto, los sectores más conscientes sobre lo que significa la fragmentación, la salida de Cataluña del Estado español y de la sociedad española, presenten una mayor capacidad de reacción –también  en los tribunales– ante los sectores ante todo más radicales del independentismo, en este caso representando por los CDR.

¿Cómo interpreta esta falta de reacción?

Los independentistas han generado muchos problemas de todo tipo, lesionando valores protegidos constitucionalmente y penalmente y ha sido insuficiente la reacción de esos sectores  pese a que se han visto incluso maltratados o insultados por estos CDR o por un grupo como Arran.

No sé si es que no estaban preparados para esta situación tan crítica y tan agresiva. Acudir a los tribunales supone identificarse como persona o como asociación. Pero es que los sectores más radicales, en ocasiones, generan miedo.

¿Se pueden producir más acciones de respuesta en este sentido?

Puede haber un giro que vaya en esa dirección. Han existido iniciativas similares a esta de la que hablamos porque sé que el Tribunal Supremo anuló un acuerdo del Ayuntamiento de Caldas de Montbui cuando la mayoría independentista acordó que Cataluña era territorio libre y soberano.

Fue recurrido por un colectivo y el caso llego al Tribunal Supremo, que anuló el acuerdo municipal por extralimitarse a las competencias municipales y por no ajustarse a los preceptos constitucionales.

Pero las ve escasas

Son limitadas e insuficientes ante el volumen de la violencia moral y a veces física que se genera en el conjunto de Cataluña, por sectores radicalizados que no tienen problema en producir desde escraches graves a insultos importantes.

Hubo un caso penoso, el del lanzamiento de excrementos  contra la Ciudad de la Justicia, afectando a jueces, fiscales, funcionarios y ciudadanos.

Y eso, por ejemplo, no generó que yo sepa ningún proceso penal sobre algo que era claramente delictivo pues era la sede del poder judicial.

O las pintadas, algunas muy duras, como una que tuvo mucho eco y el «Govern» no dijo nada “la justicia española apesta a mierda fascista” (en catalán).

O mire las recientes agresiones a periodistas… Podemos decir que hay sectores que no se atreven a reaccionar porque temen ser objeto de ataques por parte de facciones más militantes del independentismo y no verse amparadas por los tribunales.

Eso puede ocurrir.   (...)

No basta con organizar una  gran manifestación masiva para demostrar nuestro absoluto desacuerdo con lo que significa la ruptura en Cataluña del independentismo, sino que los ciudadanos debiéramos dar un paso adelante en este sentido y no se da porque sobre todo en las comunidades más pequeñas se sienten y se han sentido maltratados o expulsado de la convivencia ciudadana.

Es muy grave y para dar ese paso hay que tener mucho valor, fortaleza y el soporte de una organización que te garantice que no pasará nada. (...)

¿Por qué esta actitud de Torra?

Él se considera respaldado por parte de la sociedad catalana y eso le lleva a desafiar  a las instituciones del Estado, una actitud que le cond)uce a un juicio penal que ya es bastante para un presidente de una Comunidad Autónoma.   (...)

En declaraciones al digital El Confidencial, el presidente Sánchez ha asegurado: “es evidente que el independentismo es un proyecto político que ha naufragado.” ¿Comparte esta opinión?

Creo que aún no, porque todavía están gobernando, por tanto el naufragio es relativo.

Y gobiernan gracias a la enorme ventaja que proporciona la Ley Electoral española y, aunque deberían haber aprobado en el año 2013 una ley específica para Cataluña según la resolución que adoptó el Parlament, no lo han hecho porque la Ley española les va estupendamente ya que, a partir de una mayoría social ficticia, consiguen tener una mayoría  de gobierno real y eso es rarísimo.

Por el sistema “una persona, un voto” no estarían gobernando de ninguna manera. Se benefician de una ley española que menosprecian a fin de mantenerse en el gobierno.
Mantenerse en el poder representa mucho pues aunque no se corresponda con la mayoría social, les permite el control de las instituciones y en particular de la radio y la televisión públicas de Cataluña, es decir, de un aparato de propaganda permanente para difundir sus ideas y mensajes.  (...)

No tenemos una izquierda constitucionalista clara y evidente. Desde la constitución de Podemos en Cataluña, que siempre fue un partido muy frágil y de poco entidad, y lo que representa el partido de Ada Colau, En comú Podem, al que se sumaba Iniciativa per Cataluña, que prácticamente se ha disuelto.

Lo que queda de la izquierda catalana con raíz constitucionalista está muy difuso y con poca claridad en la expresión de sus ideas. Es una ambigüedad creo que reprobable.
No ha tenido suficiente fuerza y coraje para hacer frente al gobierno independentista en ocasiones y en otras.

Hasta hace poco, el lazo amarillo ha estado colgado del Ayuntamiento de Barcelona dirigido por Ada Colau, concesión impresentable para un partido constitucionalista.
Esa Izquierda muy débil y confusa es lo que ha impedido crear un frente común contra el independentismo, incluso a nivel parlamentario.  (...)"                     

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