25/4/19

Director de e-notícies: lo ocurrido en Coripe refleja en el fondo el hartazgo de una parte de la sociedad española sobre el proceso. Y diría que también de una parte de la sociedad catalana... La primera vez que oí el grito de “¡Puigdemont a prisión!” -que me dejó helado- no fue en Coripe ni en Madrid, fue durante una manifestación en Barcelona. Y, créanme, no eran cuatro gatos...

"A mi lo de Coripe me parece un disparate, una barbaridad, un despropósito. No le veo la gracia por ningún lado.

Incluso -parafraseando a Talleyrand después de que Napoleón ordenara secuestrar y ejecutar al Duque de Enghien, “un error político”. Al fin y al cabo, la localidad sevillana está gobernada por el PSOE. (...)

En fin, tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras por lo que ha pasado.

¿Todos los que se escandalizan dónde estaban cuando Jair Domínguez hacía casi lo mismo en TV3? Al lado de Bibiana Ballbé, por cierto. Ambos sonrientes. ¡Y no era en unas fiestas locales sino en una cadena pública! ¡Además en el 2012! ¡Han pasado siete años y sigue allí!

Actualmente es una de las estrellas del Està passant -en teoría un programa de humor- lo que no le ha impedido continuar insultando a diestro y siniestro, incluso a dirigentes de la oposición.

Todo ello con la aquiescencia de la presidenta de la CCMA, Núria Llorach; y del director de la cadena, Vicent Sanchis, que no han sabido -o no han querid o- cortar sus ocurrencias en las redes.

Ciertamente, aquí tampoco podemos dar lecciones de fair play. ¡Hasta machacan una horchatería porque a Inés Arrimadas y a Corbacho se les ocurrió tomar una horchata! Yo compro los melocotones en una frutería llena de lazos amarillos. Y no pienso dejar de hacerlo. Son los mejores del Baix Llobregat.

Pero hace poco, en la localidad de Ribes de Freser, quemaron un monigote del Rey. Sólo faltaron los tiros. En Vic lanzaban dardos a un retrato del monarca. Y en el puente de una autopista colgaron, boca abajo, varios muñecos con las siglas de Ciudadanos, PSC y PP.

Entre otros muchos ejemplos que algunos se han apresurado a recordar en las redes sociales. Nadie puso el grito en el cielo.

La lista de salidas de tono del independentismo -otrora llamado la revolución de las sonrisas- ha ido en aumento a medida de que el proceso no llegaba a ninguna parte y crecía la frustración.

El exconcejal del PP en Cardedeu, Jaime Gelada, ha recordado también en twitter que él tiene el triste honor de ser el primer fusilado. En agosto del 2014 los trabucaires de este municipio ya simularon, delante de su casa, su fusilamiento al grito de “fuego primera fila, fuego segunda fila y fuego a discreción”. 

Los independentistas se lo tomaron como una broma.

¿Dónde estaba entonces el propio Puigdemont? ¿O su jefe de gabinete Josep Lluís Alay? ¿O el presidente Torra? ¿O el conseller Puigneró? ¿O la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas? Los dos extremos se retroalimentan. Necesitan continuamente el agravio.

E insisto: lo de Coripe me parece demencial. 

Yo soy incapaz de silbar un himno o de quemar nada. Pero un seguidor en twitter me recordaba aquel viejo refrán: “quien siembra vientos recoge tempestades”. Y otro me preguntaba: “¿puede ser, sólo puede ser, que en una parte de España que los radicales catalanes odian empiece a estar hasta los mismísmos?”  

Le he contestado con un escueto “sí”.

En efecto, lo ocurrido en Coripe refleja en el fondo el hartazgo de una parte de la sociedad española sobre el proceso. Y diría que también de una parte de la sociedad catalana.

La primera vez que oí el grito de “¡Puigdemont a prisión!” -que me dejó helado- no fue en Coripe -localidad en la que por otra parte no he estado nunca- ni en Burgos ni en Valladolid ni en Madrid sino durante una manifestación en Barcelona.

Y, créanme, no eran cuatro gatos."                    (XavierRius, director de e-notícies, 22/04/19)

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