"(...) Antes de que la ocurrencia eslovena caiga en el olvido, no está de más
una pequeña reflexión sobre lo que este pequeño país ex yugoslavo puede
tener de modélico para el caso catalán. La pregunta que podemos hacernos
es si en la Europa posterior a la caída del Muro el mero hecho de
lograr la independencia proporciona per se una democracia de mayor calidad, un grado menor de corrupción, más felicidad general, o una riqueza superior a la media.
En el Democracy Index de 2017 de la revista The Economist, Eslovenia se situó en la posición número 36, dentro del grupo de las democracias defectuosas (flawed democracies).
Significativamente, en el selecto club de las las 19 democracias plenas
del mundo que encabezaba Noruega y cerraba España no había ninguna
república ex yugoslava ni ex soviética. La asociación Freedom House
también mide la democracia de los países.
En 2018 Eslovenia obtuvo una
puntuación de 2,07 en una escala que va del 1 (máxima democracia) al 7
(mínima democracia). Desde el 1,89 de 2013 el índice de Eslovenia lleva
cuatro años seguidos empeorando.
El epígrafe donde Eslovenia puntuó peor en el índice de Freedom House
es el de la corrupción (2,75).
En este ámbito Eslovenia no está en una
situación especialmente boyante. Según la edición del 8 de mayo de 2013
del periódico digital bruselense EUobserver, Croacia y Eslovenia eran
los países más corruptos de la Unión Europea.
El periódico citaba una
encuesta de la compañía Ernst & Young en la que el 96 por ciento de
los entrevistados eslovenos declaró que las prácticas corruptas eran
frecuentes en el mundo empresarial de su país –muy por delante de
España, donde el porcentaje era del 65, y a una distancia sideral del 10
por ciento de Suiza. (No había ninguna república ex yugoslava o ex
soviética que se acercara a este guarismo.)
Si Eslovenia no es una democracia modélica ni un país libre de corrupción, tampoco es una sociedad especialmente feliz. El World Happiness Report
tiene un sofisticado índice de felicidad que combina variables como el
PIB por habitante, la esperanza de vida, el sentimiento de libertad o la
percepción de corrupción. Tomando los datos de 2014-2016, Eslovenia se
sitúa en la posición número 62 del ranking, muy lejos del podio
que ocupan Noruega, Dinamarca e Islandia y 28 escalones por debajo de
España. (La primera república ex yugoslava o ex soviética de la lista es
Uzbekistán, que ocupa el puesto 47.)
Si nos fijamos en el PIB por habitante, Eslovenia sigue siendo
claramente más pobre que la media europea. Si la Unión Europea de 28
miembros tiene un índice 100, Eslovenia está en el 85, por detrás del 92
de España y a años luz del 253 de Luxemburgo, el 156 de Suiza o el 146
de Noruega. (Ninguna república ex yugoslava ni ex soviética se acerca
mínimamente al 100.)
En resumen: la gran determinación del pueblo esloveno le llevó a la
ansiada y probablemente merecida independencia, pero con la perspectiva
que dan los lustros transcurridos desde entonces ya podemos decir que la
independencia en sí misma no ha convertido a Eslovenia en la Noruega o
en la Suiza –ni siquiera en la Holanda– del Este de Europa."
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