11/6/18

¿La CUP es de izquierdas como fuerza política, en su práctica, en su comportamiento? Lo que ha hecho es ratificar su subordinación al nacionalismo catalán, por el plato de lentejas de sentirse decisivo en el parlament. Y lo ha hecho llevando a la Presidencia de la Generalitat a la expresión peor de ese nacionalismo, a un ultraliberal convicto y confeso como Torra, xenófobo sino racista...

"(...) Sobre esta última fuerza, que tanto engaña y manipula a jóvenes inconformistas y también aluchadores de los años sesenta y setenta, ayuda la siguiente reflexión del historiador, muy asiduo enestas páginas, José Luis Martín Ramos:

Una compañera [de Espai Marx] me pregunta si la CUP es de izquierdas. No tiene una respuesta sencilla lapregunta. En primer lugar hay muchos que consideran que la dicotomía entre derecha e izquierda ha desaparecido, lo vengo oyendo desde que era joven; yo, desde abajo, siempre he visto esa dicotomía aunque frecuentemente la distinción se enreda en el lenguaje. 

Desde la derecha se ha hecho una exitosa ofensiva   de   inversión   de   sentido   de   muchos   términos   que   eran   distintivos   de   la   izquierda:   a   la contrarreforma liberal se la denomina reforma, a las insurrecciones fundamentalistas y los movimientosmás reaccionarios, revolución y añaden, "de terciopelo", u otras tonterías porque ese término aunque lo usen no les satisface. 

En ese "giro lingüístico" se etiqueta más por la propaganda que por lo hechos. Y eso alcanza también a la izquierda; no basta con proclamarse de izquierda, hay que desarrollar una práctica que   lo   sea,   por   lo   menos   en   principios   básicos.   

Declararse   antisistema,   republicano,   postular   la nacionalización de los sectores básicos de la economía o determinadas políticas de rentas (las que sean,desde las alzas de salarios hasta la instauración de rentas básicas), no constituyen en sí misma posiciones de izquierda (incluso pueden ser propuestas de simple keynesianismo social e incluso fascistas). Lo que hace al árbol no son las ramas, sino las raíces.

Sin duda, admite el profesor Martín Ramos, muchos militantes de la CUP se sienten de izquierdas,son personalmente de izquierdas. Pero ¿Lo es la CUP como fuerza política, en su práctica, en su comportamiento? Sus raíces son muy diversas,y no tiene un solo tronco. Estar contra el sistema capitalista se ha de demostrar en el rechazo efectivo a las políticas liberales, ser republicano en el reconocimiento y la aceptación de la mayoría, no la mayoría parlamentaria sino la mayoría social. 

Un principio básico de la izquierda es la construcción y defensa de la unidad del pueblo trabajador; y la experiencia de la izquierda en el siglo XX es muy dura, esa construcción ha de aceptar su pluralidades, no puede concebirse de una manera sectaria, como el crecimiento de una determinada posición, como si desarrollar la izquierda se hiciera a golpe de doctrina, de evangelización de proselitismo. Hoy, en Cataluña, en la situación que vivimos ser de izquierda quiere decir reconocer esa pluralidad y construir a partir de ella, no a partir de una parte individualizada por determinada identidad nacional.

No es de izquierdas, prosigue, reducir la historia a 1714 y no reconocer la transformación de la sociedad catalana en el siglo XX y como esa transformación ha configurado en Cataluña una identidad nacional compleja y una complejidadde identidades nacionales. La urgencia de izquierda hoy es que no se siga dividiendo por esas identidades, desconociendo la complejidad, de la manera más estalinista. 

El consejo político de la CUP ha votado por dos tercios a favor y uno en contra ratificar la investidura de Quim Torra (que lo haya hecho en términos de abstención es solo un enmascaramiento vergonzante de las consecuencias de su decisión). Lo que ha hecho es ratificar su subordinación al nacionalismo catalán, por el plato de lentejas de sentirse decisivo en el parlament; cuando lo importante es ser decisivo en la sociedad. 

Y lo ha hecho llevando a la Presidencia de la Generalitat a la expresión peor de ese nacionalismo, a un ultraliberal convicto y confeso como Torra, xenófobo sino racista; sus escritos por más que se haya disculpado con la boca pequeña no son irrelevantes en el caso de alguien que ha de ocupar la Presidencia de la Generalitat, en la situación actualde conflicto entre catalanes.

Esa solidaridad nacional mal entendida, señala con razón Martín Ramos, entendida en clave nacionalista, es un factor de división del pueblo trabajador. Como lo es el desprecio de gentes que supone identificar a España con "Madrid", con un gobierno determinado e incluso con un estado. 

A alguien de izquierdas, y más si defiende el respeto a su identidad nacional además, no le puede saber mal que haya una identidad española, una sociedad española, un pueblo trabajador español, que tiene y siente también su identidad nacional y caricaturizar todo ello reduciéndolo un estado, a un gobierno; eso lo hacía, sí, Prat de la Riba, pero él no era de izquierdas precisamente. Me cuesta ver en todo eso principios de izquierda, política de izquierdas, izquierda en suma; veo nacionalismo, legítimo, pero no otra cosa. 

Y veo también mucho tacticismo, tanto o más como el que han criticado a los "viejos" partidos de la izquierda, con un adanismo sólo comprensible por el desconocimiento de toda la tradición de la izquierda. (...)"       (Salvador López Arnal, Rebelión, 19/05/18)

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