"Yo nunca había creído que la escuela catalana adoctrinara pero sale
tanto TV3 en su defensa que empiezo a creer que sí. El domingo, por
ejemplo, dedicaron más de un minuto y medio a una manifestación de medio millar de personas -según la propia cadena- con el lema "Deixeu l'educació en pau"
Si una protesta de 500 personas merece un mintuo y medio en el Telenotícies mediodía estoy por montar una performance. Si llegamos a 2.000 nos tocarían seis minutos en prime time. ¿Alquien se apunta?
Primero una voz en off explicava que se había convocado “con la
voluntad de que los dejen en paz” y luego tres de los convocantes
denunciaban “una purga a nivel de profesores”, que sólo querían “educar
en libertad” y con “espíritu crítico”. Supongo que lo de “espíritu
crítico” se refería al pérfido Estado español, no hacía el proceso.
TV3 acababa denunciando “la campaña judicial y mediática en contra de
los docentes” a raíz de las diligencias contra profesores del Institut
Palau de Sant Andreu de la Barc, una localidad cercana a Barcelona.
Pero yo me pregunto si, cuando saltó la noticia, la cadena puso tanto
esmero en informar del caso como ha puesto después en defender a los
profesores. Al menos yo me fui hasta el centro y puedo entrevistar al
hermano de uno de los niños afectados que me dijo que “no veo que sea bueno hablarles así a niños de 12 años".
La verdad es que empecé a pensar que algo había de adoctrinamiento
cuando, paradójicamente, se pusieron hechos una furia con aquellas
palabras del entonces ministro de Cultura, Juan Ignacio Wert, que dijo
que había que “españolizar” a los niños catalanes.
Me pareció muy bestia pero al fin y al cabo es lo que hacen los
estados modernos. Y si no que se lo pregunten a los franceses. La
escuela pública -introducida en el siglo XIX- fue una pieza fundamental
en la creación de la conciencia nacional francesa. Aunque yo creo que no
habría ni que españolizarlos ni catalanizarlos, sino simplemente
educarlos.
Pero, en efecto, sospecho que las escuelas han sido parte fundamental
del proceso. ¿Ya no recordamos a los directores en Palau, llaves en
ristre, antes del referéndum? Aquel manifiesto de Obrim les escoles
“a la democracia”. “La movilización de toda la ciudadanía hará que el 1
de octubre se convierta en una gran victoria cívica y colectiva”,
proclamaban.
O aquella frase de Junqueras, durante la manifestación tras el
registro del Departamento de Economía y Finanzas, dirigida a los
estudiantes de que “sois indispensables para implementar el resultado
del referéndum”. Quisieron hacer una revolución con bomberos, tractores y
estudiantes mientras ellos permanecían parapetados detrás.
En fin, me da la espina que la defensa acérrima de la inmersión
-cuando muchos políticos han ido o llevan a sus hijos a escuelas
trilingües- es también porque transmite una idea del país que coincide
con la suya. Un día hasta lo negó la entonces consejera Meritxell Ruiz
-que, por cierto, también ha ido a escuela privada-: “la inmersión no es
una herramiento ideológica”. O sea, que sí.
Seamos francos: ha habido tres factores que han contribuido a la
irrupción del proceso: la escuela, TV3 y la irresponsabilidad de una
clase política catalana que pensó que había llegado la hora y calculó
mal. Lo acaba de admitir la exconsejera Ponsatí: fue una partida de
poker y además iban “de farol”. Lo que no entiendo entonces es por qué
reinciden." (Xavier Rius, director de e-notícies, 11/06/18)
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