"(...) la obra de teatro de David Mamet Muñeca de porcelana,
en la que Sacristán encarna a un millonario corrupto, que suelta frases
como “La política es nadar entre la mierda mientras buscas el dinero de
otros”.
El madrileño se carcajea: “Lo dice el personaje, yo no. Ahora,
los periodistas me preguntáis, yo contesto...”. ¿Y qué siente cuando
alguien le llama José Franquistán? “Qué vas a hacer. Me importa
un carajo, sé quién soy y pienso en mi tío Tomás, que decía: ‘Lo
primero es antes’. A partir de una edad, tienes un orden de prioridades.
Yo estoy ahí, lo que no sé es qué es ahí. Porque no es ni el desengaño,
ni el cabreo... Miro a mi alrededor y lo que está pasando muy divertido
no es, aunque ha habido ocasiones en que era infinitamente peor lo que
ocurría. Pero yo pensaba que con el paso del tiempo algunas cosas se
habrían superado. Lo digo como hombre de izquierdas. Esperaba que la
izquierda estaría en otros niveles”.
Sacristán explica que se refiere no solo a España, “sino a
Trump, Hungría, Italia o Rusia”. Y lleva la conversación a su terreno:
“Mamet dice aquí que el mundo está lleno de gilipollas y muchos de ellos
con derecho a voto. Por edad, que la tengo, no dejo de preguntarme
quién maneja el cotarro, quién los ha puesto ahí.
Estoy convencido de
que muchos de los viejos que han salido a la calle a protestar por las
pensiones volverán a votar al PP. Así que, como sociedad, ¿cómo podemos
parar todos estos atropellos? Fíjate en las declaraciones de Cifuentes
echando la culpa a la Universidad”.
El actor incide en lo que para él
diferencia primariamente a un votante de izquierdas de uno de derechas:
“El sentido crítico. La corriente de la historia siempre fluye a favor
de la derecha, porque más que votantes tienen feligreses.
Los logros
desde la izquierda se han obtenido tras mucha lucha y honradez, y si el
depósito de honradez se vacía la ruina es estrepitosa. Hoy, Pablo
Iglesias sigue demasiado pendiente del auditorio, de reafirmar su
mesianismo. Y Pedro Sánchez... no sabemos a qué está”.
El actor insiste en mirar más allá: “Me gusta la mala leche
de Mamet, su punto de provocador que solivianta a los biempensantes.
Porque la mayor parte de la culpa de lo que ocurre en esta España la
tenemos nosotros, la sociedad”. (...)
“Digo lo que me parece. Y lo que me parece es que si dos millones de catalanes piden la independencia, habrá que escucharles.
Pero, ¿quiénes les lideran? Ah, un poco raro. Y cuando empiezan a
insultar a Marsé, a Serrat y a Mendoza, me pregunto: ¿qué república es
esa? Un respeto además a la palabra república: llamadla chapuza. ¿Qué
hace la izquierda ahí? No estoy con Colau porque no se puede ser
equidistante.
Claro, que en contrapartida ves a tres ministros cantando Soy el novio de la muerte...
¿Adónde vamos?”. Y el final de frase viene acompañado de un puñetazo en
la mesa. Aumenta el tono: “La izquierda tiene que hacerse responsable
de eso. ¿Qué pasa con el resto de catalanes? ¡Joder, no!”. (...)" (Entrevista a José Sacristán, Gregorio Belinchón, El País, 07/04/18)
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