"(...) 8- Es importante saber que las elecciones son la gran baza
del procesismo porque carece de otra baza. Nunca la ha habido. Sí, han
acabado en chirona.
Pero, me temo, antes por error de cálculo
--calcularon que la otra trinchera gastaba el mismo trilerismo; gasta
otro, bien diferente; pensaron, me temo, que la otra trinchera toleraría
excesos verbales acompañados de leyes de ruptura que sólo eran
concebidas como excesos verbales--.
La prueba del algodón es que,
después de proclamar/no-proclamar una República, no hicieron nada.
Literalmente, huyeron.
9- Lola García, en ese sentido, ha reproducido en La
Vanguardia las horas siguiente a la DUI. Aquellas horas en blanco, en
las que no implementó nada. Puigde y algunos consellers se fueron,
directamente, y sin pasar por la casilla de salida, hasta Perpinyà
--capital de la CatNord/Francesa; se puede comer lo mismo que en Cat,
pero, snif, sin sabor--.
Puigde volvió al día siguiente, para pasear por
Girona y grabar un mensaje televisado sumamente inconcreto. No sabían
qué hacer, vamos. Lo primero que hizo la República, de hecho, fue
abrazar la convocatoria de elecciones del Gobierno. Como un fakir abraza
una faca. Sabiendo que no le hará daño y que, es más, se ganaría la
vida con ello.
La ausencia de cualquier otro plan queda evidenciada en
este hecho: el dia 31, Puigde, el hombre que se fue de Cat para que la
Résistance no dinamitara los puentes ferroviarios, compró billete de
vuelta y llegó a facturar en el check-in. Vamos, que no tenía más plan
que el inmediato. Enric Juliana y El Mundo informan también del tramo
--muy pocas horas-- en las que Puigde traicionó, o no cumplió, el
acuerdo con el Gobierno, para el que mediaron Urkullu y todos los
all-stars del R'78 --un obispo, dos abats, el PSC, Santi Vila, Ana
Pastor, Soraya SS, un notario, una lobbysta, un abogado, y hasta Pablo
Iglesias--.
Puigde no asumió convocar unas elecciones --el terreno
natural del Procés-- porque no podía garantizar una lista única, pues a
ERC le dio por llevar al extremo el chicken game, y pirarse del Govern
--es decir, de la coalición--, si las convocaba. Lo que indica que hay
155 por una decisión electoral. (...)
Es necesario un Cruyff en la política cat. Pero la nueva generación de
políticos, la siguiente, la otra y la otra, son anticruyffistas, son muy
de llorar. El día que encarcelaron a los consellers, en lo que es un
virtuosismo no apto para todos los públicos, Marta Rovira, líder de ERC
cargada, de pronto, de más futuro, realizó la proeza de hablar ante un
micro, llorando y sin lágrimas.
Un político que llora sin lágrimas es
más peligroso que un/a ex que llora sin lágrimas. Quiere tu segunda
residencia. Vete a saber lo que es tu segunda residencia en política.
Vete a saber lo que es cuando, además, no tienes de eso. (...)
14- El Gobierno PP se sustenta en vencer, que no ganar. El procesismo
vive de perder y llorar, lo que en Cat es vencer, que no ganar. La
situación es de empate técnico. Por décadas. Es decir, el nacimiento de
una nueva política sustentada, respectivamente, en la porra y el llanto.
Y en una división social según esas dos tendencias.
Dos grupos sociales
de zombies, me temo, que aspiran a comerse el cerebro de los vivos, que
igual somos cuatro gatos, me temo. Si están vivos, cuelguen algo en el
balcón que no sea un bandera. No sé, un jamón. Que igual subo y ceno." (Guillem Martínez , CTXT , 05/11/17)
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