"Se la ve cansada y triste, preocupada. Durante toda la
mañana del sábado estuvo pendiente de la celebración del Consejo de
Ministros que finalmente decidió la aplicación de artículo 155 de la
Constitución y la destitución del Gobierno de Puigdemont, mientras ella
intentaba hablar de cine y de la vida.
Isabel Coixet que inauguró la Seminci (Semana Internacional de Cine de Valladolid) con La librería,
una bella historia de amor por los libros y de lucha por los ideales de
cada uno en situaciones difíciles, quiso resaltar en esos momentos
dolorosos y llenos de incertidumbre la brújula moral que destila la
película y la empatía por el adversario que ella reconoce ha encontrado
siempre en la lectura.
Es cierto que alguien puede ver cierta alegoría
entre su filme y la situación que vive Cataluña, pero la directora
barcelonesa defiende que es una historia universal que va mucho más allá
de la actualidad de hoy.
“Nos
están echando de Cataluña. Por mi cabeza ronda muchas veces la idea de
irme de Cataluña. Si uno se va es porque le echan. Quizás lo único que
de una manera infantil me frena es la satisfacción que le voy a dar a
algunos”, aseguraba Isabel Coixet (Barcelona, 1960) en una entrevista a
este periódico, mientras resaltaba la “esquizofrenia extraña” en la que
el movimiento
independentista ha sumido a la sociedad catalana. “Pienso muchas veces
que debo de estar más equilibrado de lo que creo porque todavía no me he
desmoronado”, añade para, a continuación, pasar a relatar los insultos
que recibe por la calle y, dos manzanas más allá, toparse con una pareja
que la abraza llorando y le agradece sus palabras de denuncia de una
situación.
“Me afecta mucho todo, también a la salud. Tengo ataques de
angustia, pero no soy la única. En este momento, hay mucha gente en un
estado de angustia y tristeza muy profunda, en un estado de
incertidumbre.
Es muy difícil vivir así la vida cotidiana”, añade la
realizadora, que después de la promoción de La librería irá a
algún sitio en busca de la paz necesaria para continuar su trabajo y
hablar de la vida, de los muertos en Somalia, de los incendios en
Galicia y de tantas otras cosas.
“En Barcelona, ahora mismo, es muy
difícil respirar y pensar”, dice Coixet que denuncia y el acoso que ha
sufrido ella y otras muchas personas por decir en voz alta lo que
piensan. “Yo soy una persona de matices y lo que estamos viviendo ahora
es una situación en la que parece que no caben los matices.
Te meten en
la categoría de gente non grata a pesar de que yo me manifieste
contra la brutalidad policial del 1 de octubre. Pero no solo a mí. Nos
están barriendo y no es cosa de ahora. Todo esto viene de hace mucho.
Desde el momento en el que proclamas que el bilingüismo es un tesoro.
En
Cataluña ha habido mucho silencio durante muchos años, pero también una
enorme desidia y falta de trabajo por parte del Gobierno del PP", sigue
explicando la realizadora que dice que los únicos que van a sacar
partido de la situación son los chinos con la venta de las banderas y
los psiquiatras.
En su familia, su hija adolescente vive también la
situación con estupor y su madre, salmantina de alma y profundo orgullo
catalán. Con su hermano, independentista, no ha roto relaciones porque
respetan muy escrupulosamente y de manera mutua sus opiniones, pero con
él ha dejado de hablar de Cataluña.
“No pasa nada, hay tantas cosas que
hablar en el mundo”, asegura aliviada. “Quiero hablar de libros, de
películas, de comidas, de tiendas y de compras. Quiero hablar de las
mariposas. Quiero hablar del mundo”.
Es La librería, que ha conseguido el premio a la mejor adaptación literaria de la Feria del Libro de Francfort, la película que más concierne a Isabel Coixet. (...)
Narra la historia de una joven viuda que decide abrir una
librería en un pequeño pueblo de Inglaterra y los impedimentos a los que
se enfrenta por parte de las fuerzas vivas de la localidad. Al final,
la echan del pueblo. Ella se va.
Cuando leyó la novela de Penelope Fitzgerald, cuya hija,
Tina, ha viajado a Valladolid para asistir al estreno de la película,
Coixet pensó que Florence Green, la librera del relato, era ella misma.
“Las reacciones, la ingenuidad, el no medir hasta qué punto te enfrentas
a gente tan malvada en la vida. La pasión por los libros, que es uno de
mis refugios.
En todo esto me reconozco muy bien”, dice Coixet que ha
cambiado el final de la novela, “demasiado nihilista”, para darle a la
historia un poco de luz y esperanza. Una luz y una esperanza que ella
misma necesita." (Rocío García , El País, 23/10/17)
Pablo Hasel @PabloHasel
Pablo Hasel @PabloHasel
Isabel Coixet siempre lloriqueando por ser increpada al posicionarse con el fascismo. ¿Qué espera, amor si apoya la opresión?
Qué le pasa a esta ,que no vende un libro y tiene que hacerse publicidad en el Periódico preferido y intervenido de Soraya @PPopular
Las películas de esta tía son unas pajas mentales como ella. Vete a Madrid, tu España es muy grande.
"Isabel
Coixet" Mujer valiente, Cataluña necesita de gente así para enfrentarse
al totalitarismo. Y ahora que salga el comando del insulto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario