24/10/17

Estos días de zozobra, tan desagradables, han traído también la impagable virtud del realismo... la independencia unilateral se ha demostrado materialmente imposible. El secesionismo se ha quedado sin mercancía electoral

"Cunde un interesado escepticismo sobre los resultados que traerían unas elecciones catalanas, las enésimas. (...)

Estas elecciones, bien vengan por la vía del artículo 155 bien por un decreto del presidente de la Generalidad, sucederán en un paisaje distinto al de la última convocatoria. La tajante diferencia es que la independencia unilateral se ha demostrado materialmente imposible. (...)

Los nacionalistas también han comprobado a qué estado de ruina les conduciría la independencia: los centenares de empresas que han abandonado Cataluña no son el discurso del miedo, sino el miedo tout court. A todo ello hay que añadir dos lecciones prácticas sobre la calle y la cárcel: ni los nacionalistas monopolizan la primera ni van a poder evitar la segunda. 

De modo que estos días de zozobra, tan desagradables, han traído también la impagable virtud del realismo. Cabe preguntarse en estas condiciones por la oferta electoral que será capaz de armar el independentismo. ¿Un nuevo referéndum definitivo? ¿Una nueva Dui? ¿Unas constituyentes de la República inexistente?

 Estos días han acabado diseñando con precisión la Cataluña del cul de sac; y aunque nadie puede impedir que haya quien siga dándose cabezazos contra la pared es probable que bastantes ciudadanos, aunque solo sea por cansancio, retiren su apoyo a las estrategias y a las personas que nos han traído hasta aquí.

 El secesionismo se ha quedado sin mercancía electoral. No por vendida, desde luego, sino por podrida."                 (Arcadi Espada, El Mundo, 19/10/17)

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