27/1/16

"La clase media catalana ha desconectado del independentismo, por hartazgo, inseguridad y sentido común"

"(...) - El proceso ha generado un complejo de superioridad de los catalanes: se habla de España como un país bananero. Es cierto que ahí tienen Bárcenas, pero aquí tenemos a Pujol, entre otros.

A mi parecer, España no es un país bananero. ¿Qué es un país bananero? Es un país de disfunciones totales, casi un Estado fallido. Desde luego es un país sin la sanidad, la seguridad social, las infraestructuras y el Estado de derecho que tiene España. 

Sí, hay comportamientos bananeros pero eso ocurre en casi toda Europa, especialmente en el sur. Pero permítame decir que incluso entre Berlusconi y Chávez hay una  diferencia. 

Bueno, pues Catalunya tampoco es un país bananero, aunque me cuesta entender el sentimiento de superioridad, por el cual Catalunya es más democrática, culta y europeísta que el conjunto de España. Eso es chovinismo, un catalano-centrismo muy poco del siglo XXI.

- Francesc Homs ha afirmado con frecuencia de España que es un estado con déficit democrático.

Lo que diga Francesc Homs suele ser tan insignificante… pero bien, tal vez triunfe en el Congreso de los Diputados y se revele como un nuevo Demóstenes, que es lo que probablemente él cree ser.

- ¿Quedan intelectuales en Catalunya?

El nacionalismo, y más dado el proceso hacia la secesión, ha creado la figura del intelectual adicto, de cuota, tertuliano que fue apologista de Artur Mas hasta hace unos días y ahora lo es de Puigdemont. Para mí eso no es un intelectual. Es un activista. Sospecho que el nacionalismo catalán nunca tuvo menos calidad intelectual que ahora. Quedan ahí los intelectuales no nacionalistas, con muchos matices. 

Y lo inquietante es que la argumentación secesionista ha tenido una presencia mediática tan desproporcionada, sobre todo si consideramos los resultados electorales, en los que se ve una sociedad dividida. De modo que solo con más respecto al pluralismo podría descompensarse esta desproporción.  (...)

- "Tras la ebullición independentista será casi inevitable una frustración". También lo dice usted. ¿Es un augurio?

Si excitas la emocionalidad nacionalista hasta el punto de decir que España nos roba o que se puede, contra toda evidencia, salirse de España y quedar en la Unión Europea, si haces eso de modo constante, quienes hayan confiado en que la independencia estaba a la vuelta de la esquina se sentirán muy frustrados.

 Entonces habrá que ver en qué sentido se concentra o se transforma esa frustración, más conflicto o indiferencia, más abstención o nuevos modos de movilizar.  (...)

- ¿La precarización de las clases medias decantan el poder hacia un lado o hacia otro? En mi opinión, en Catalunya se han hecho soberanistas y en el resto del Estado se han pasado a Podemos.

Fue así, pero en estos últimos tiempos me parece que la clase media catalana ha desconectado del independentismo, por hartazgo, inseguridad y sentido común. Respecto a Podemos, veremos que hace desde sus escaños parlamentarios y hasta qué punto tanta gesticulación fatiga a sus seguidores o acaba sustituyendo al PSOE. Por eso es mejor que estén en el parlamento que fuera.  (...)

- Tengo la teoría personal que el proceso afectará a la autoestima de los catalanes.

¿Cómo podría ser de otro modo cuando hemos visto al presidente de la Generalitat a los pies de la CUP? Una vez más, la gestión acelerada de una transformación social y política, en uno u otro sentido, está siendo un fracaso. Leamos más a Vicens Vives y menos a Fontana.  (...)

- ¿Qué deben pensar en el resto del Estado de los catalanes?

Hay de todo, como siempre. Una cosa es el mundo político-mediático de Madrid, especialmente el de la derecha carpetovetónica –desafortunadamente alentada por la Moncloa-, y otra son los estados de opinión de la España que podríamos llamar periférica. 

Hay quien se preocupa y quiere comprender el por qué de las cosas, hay quien está harto y simplifica. Insisto una vez más que es fundamental distinguir entre independentismo, nacionalismo, catalanismo y, sencillamente, ciudadanía de Catalunya, como dijo Tarradellas.  (...)

- El independentismo friki ha hecho mucho daño.

Y el ji-ji-ja-ja radiotelevisivo, tan influente que incluso se le ha confiado la conmemoración de 1714. También me gustaría saber quién paga el entorno digital del independentismo y tantas oleadas de “twitter”.(...)" (Entrevista a Valentí Puig, e-notícies, 27/01/16)

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