"Si hay algo que abunda en Europa central y oriental son los pueblos y
las fronteras. Pero los siglos, la geografía, los imperios difuntos y
dos guerras mundiales se han empeñado en que casi nunca coincidan. Este
problema estuvo ayer en el corazón del debate sobre El concepto de nación
en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
El documento
adoptado recomienda a los 46 países miembros que "refuercen el
reconocimiento de los lazos de cada ciudadano con su cultura y su
identidad como miembros de una nación independientemente del país en el que vivan" y que superen el debate en torno a la definición de nación.
"El concepto de nación se ha utilizado muchas veces para dividir,
para enfrentar, por eso este debate es esencial.
Actualmente conviven
varias definiciones, la francesa, que identifica nación con ciudadanía,
pero también la alemana, con nación como pertenencia a una cultura o una
lengua por encima de las fronteras", aseguró el autor del informe,
György Frunda, un magiar de Rumania y dirigente del partido que
representa a esta minoría, la Unión de los Magiares de Rumania (UMDR),
adscrito al Grupo Popular Europeo. El problema llegó al Consejo en 2001 a
causa de las leyes húngaras para los tres millones de magiares que
viven fuera de las fronteras del país, de 10 millones de habitantes.
Poco antes del pleno, este senador rumano reconocía que el debate
tenía una clara actualidad en lugares muy alejados de Transilvania.
"Creo que el informe puede ser un instrumento para hacer avanzar la
discusión que existe en España. Lo importante es que se respeten las
realidades que hay detrás de los nombres", explicó Frunda.
Varias de las intervenciones ante la Cámara hicieron referencia a
Cataluña. El senador del PSC y presidente del grupo socialista en el
Consejo, Lluis María de Puig, explicó ante la Asamblea que "este informe
sirve para arrojar luz sobre un tema muy controvertido, porque no es
sólo un asunto nominalista; sino que también esconde profundos problemas
políticos".
"Las naciones existen en formas muy diversas, como el
Estado nacional, pero también existen otras realidades, que se sienten
naciones, aunque no tengan Estado", concluyó Puig. Tras afirmar que
pensaba apoyar el informe, el senador del PP, Pedro Agramunt, criticó
las referencias a Cataluña porque, dijo, "no es ni ha sido nunca una
nación en la historia de la humanidad".
Con Hungría en la UE y Rumania a punto de entrar, el debate entre
estos dos países se ha ido enfriando, pero en otros miembros del
Consejo, como Rusia, Armenia, Azerbaiyán, Bosnia, Serbia o Moldavia, el
problema de las fronteras y las nacionalidades ha sido motivo de
guerras, en el pasado o en el presente." (Guillermo Altares
, El País, Estrasburgo
27 ENE 2006)
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