"(...) la izquierda ha sido barrida en Cataluña por el ciclón
independentista. Los socialistas han descendido a su cota más baja desde
1980 y no han podido recuperar ni su condición de primer partido de la
oposición, que ERC les arrebató en 2012. Han quedado como tercera fuerza
al frente del pelotón formado por cuatro grupos que tienen entre el 12%
y el 8% de votos. De Esquerra Republicana, ni se sabe.
Su líder, Oriol
Junqueras, era desde 2012 el jefe de la oposición pero no ejerció y,
ahora, diluido su partido en la mermelada ideológica nacionalista que es
la coalición ganadora Junts pel Sí, dirigida por Convergència, resulta
imposible ubicar sus votos, o sus escaños, en el lado de la derecha o el
de la izquierda.
Tal como han ido las cosas, a Esquerra no le queda
otro remedio que concurrir a las legislativas del 20 de diciembre junto
con Convergència, ya sea reeditando la coalición de Junts pel Sí o con
cualquier otra fórmula ideada para el caso. Si así fuera, seguiría
diluida en la mermelada.
La otra fuerza de izquierda, Iniciativa Verds-Esquerra Unida ha
desaparecido también, subsumida en una coalición con Podemos. Pero la
suma de ambas ha resultado ser una resta, puesto que entre las dos han
obtenido menos escaños que Iniciativa sola en las elecciones de 2012. (...)
El panorama para las tres fuerzas que han representado a la izquierda
desde 1980 (PSC, ICV y ERC) es el peor que nunca hayan afrontado: sin
perfil ni programa propios, en sus cotas de votación más bajas, incluso
sin nombre, ni liderazgos claros. El hecho de que las campañas del PSC y
de ICV hayan sido protagonizadas por Pedro Sánchez y por Pablo Iglesias
indica hasta qué punto sus respectivas derrotas son consecuencia de
debilidades políticas previas. (...)
Este desastre no lo compensa el crecimiento de las Candidaturas
d’Unitat Popular (CUP), que ha pasado de tres a 10 diputados. Es una
paradoja que el único grupo interesado en ayudar a los ganadores y que
dispone de los escaños necesarios sea la CUP, es decir, los diputados
que se publicitan orgullosamente como antisistema y hasta hace cuatro
días eran considerados como totalmente incompatibles con el centro
derecha nacionalista.
¿Incompatibles? Los antisistema de la CUP van a tener que madurar en
pocas semanas lo que a otros les costó años o incluso décadas. Han
quedado en posición de bisagra entre el bloque independentista y los
demás y no les queda otra opción que inclinar la balanza. Tienen mucho
en común con Junts pel Sí: son igualmente partidarios de quebrar o
superar el statu quo constitucional. Eso les une. Su otro objetivo, romper también el statu quo económico, puede esperar. (...)" (
Enric Company , El País,
6 OCT 2015)
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