"Este
jueves nos hemos levantado con una noticia que da miedo y que nos
recuerda con angustia el oscuro crisol donde se fundieron lentamente las
bases de ciertos movimientos socio-políticos de principios de siglo XX
dignos de oblivió y que nunca más uno no quiere ver repetirse.
En
Mataró, un grupo numeroso de gente se manifestaba miércoles ante la
Escuela Pia Santa Anna, manipulados por la xenófoba y totalitaria
Pancracio soberanista que convocaba a través de Som Escola, la
franquicia educativa del subvencionadíssim Òmnium Cultural, y con la
connivencia de la AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) de Santa Ana. La concentración estaba encabezada por los concejales de CiU, ERC, ICV-EUiA y los representantes de la CUP en el municipio.
Todos
juntos hicieron un llamamiento a la desobediencia de la sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que ordenaba a Santa Ana
impartir, como mínimo, un 25% de las clases en castellano en dos grupos
donde pertenecen dos niños cuyos padres fueron que pedir judicialmente la protección de los derechos educativos y lingüísticos de sus hijos.
Esta
presión, sin embargo, no se encontraba solo en la calle y contra los
padres, para hacerlos desistir de pedir su derecho de amparo en los
tribunales, sino que desde las redes sociales, Oriol Abelló, un conocido
activista de la entorno
convergente Mataró, llamaba a hacerle a los dos niños "el apartheid
como los negros" e increíblemente culpando a los padres de tan estulta
insensatez.
Toda
una situación, parece ser, de democracia pura, de manual de derecho
político, para los convocantes y aquellos que apoyaban, y toda una
situación de susto, vergüenza y de profunda preocupación para cualquier
persona cívica, demócrata y sensata.
Y
es que la serpiente del nacionalismo ha incubado un huevo cuyo
contenido al abrirse se presenta como un camino de incierto retorno. Uno
de los males que contiene este huevo es el reptil del supremacism0,
aquella doctrina que afirma que un grupo determinado es superior a otro.
¿Y cómo se consigue transmitir este artificial valor de superioridad? Es muy sencillo, tan sólo hay que implantar el odio en el corazón utilizando el mejor método posible: manipulando la enseñanza. (...)
¿Como ha hecho el nacionalismo en Cataluña, sin embargo, para fabricar un sentimiento ilusorio de superioridad y de pertenencia a un sesgado proyecto "nacional"? Creando un fuerte sentimiento identitario catalán.
¿Y cómo se consigue esto? Eliminando
cualquier signo identitario español empezando por aquel más potente, la
"invasora" lengua castellana, y utilizando mensajes propagandísticos
como que el catalán es la lengua propia de Cataluña, impostura que el
nacionalismo ha llevado incluso a los Estatutos de autonomía de 1979 y
de 2006.
Y digo impostura porque, aunque no le guste oírlo al
nacionalismo, los catalanes tenemos la gran riqueza y la gran suerte de
tener dos lenguas propias: el catalán y el castellano. Y es algo, al fin y al cabo, en el que cualquier persona sensata nunca renunciaría.
Sin
embargo, la lucha por la lengua como un elemento primordial en la
"construcción nacional" catalana no es nueva, viene de lejos. Uno
de los padres del nacionalismo catalán, Enric Prat de la Riba, en 'La
Nacionalidad catalana' (1906) repudia el bilingüismo de sus
contemporáneos, tanto en la vida cultural como en la calle, por la
españolidad, según él, que lo representaba:
"Había que acabar de una vez esta monstruosa bifurcación de nuestra
alma, era necesario saber que éramos catalanes y que sólo éramos
catalanes, sentir lo que no éramos para saber claramente, fundamento lo
que éramos, lo que era Cataluña. Esta obra, esta segunda fase del proceso de nacionalización catalana, no la hizo el amor, como la primera, sino el odio ".
Prat
de la Riba nunca entendió que las instituciones deben proveer los
ciudadanos con herramientas de conocimiento y no de mediatización y / o
represión, porque una lengua no es ni un problema ni una monstruosa
bifurcación de nuestra alma como tampoco es un elemento transmisor de identidad nacional, en absoluto !; una
lengua es y será siempre una oportunidad porque representa un vehículo
de cultura, entendida, diálogo, convivencia y conocimiento.
Este
proceso, de carácter identitario, supremacista, reduccionista y
excluyente, el nacionalismo catalán lo ha llevado a la escuela, para
quitarnos desde pequeños los signos comunes que compartimos todos los
españoles, y he aquí el "secreto" de para que aquellos que quieren construir el "nuevo país" necesitan con desesperación controlar la enseñanza. (...)
Elie Kedourie explica perfectamente esta metodología educativa en 'Nacionalismo' (1966), afirmando que la finalidad de la enseñanza no es la transmisión del conocimiento sino que su propósito es del todo político ya que quiere someter la voluntad de los más jóvenes en la voluntad de la nación deviniendo la escuela un instrumento más de la política del Estado como el ejército, la policía o la Hacienda pública.
El
proyecto del nacionalismo catalán siempre se ha basado en buscar un
hecho diferencial absoluto que defina su concepto de pueblo y han
escogido la lengua, quizás uno de los más visibles en cualquier
sociedad, metido la dualidad lingüística que ha coexistido pacíficamente
a lo largo de tantos siglos en nuestra tierra para aislarse con una sola lengua y poder "hacer país".
El
hecho étnico, sin embargo, difícilmente lo puede utilizar el
nacionalismo porque sino ¿cómo justificar que existe una "raza catalana"
cuando en nuestra hemos sido siempre un puerto abierto al mundo y un
lugar de encuentro de muchos otros pueblos y civilizaciones como los íberos, los cartagineses, los romanos, los judíos, los visigodos,
los musulmanes, los griegos, los cristianos y otros pueblos del resto de
la Península Ibérica?
Evidentemente, todos los partidos nacionalistas consideran prioritario el tema de la lengua y por eso, en vez de tener la libertad de optar por un modelo bilingüe que respete los derechos educativos de todos los catalanes, o de poder escoger un modelo de enseñanza trilingüe incluyendo el inglés siguiendo el espíritu del tiempo, el del mundo global, los padres catalanes se ven abocados a llevar a sus hijos a colegios públicos con inmersión lingüística obligatoria ya que, al igual que en el caso de Vergérus, hacen posible el sueño de una sociedad y un hombre perfectos, es decir, en nuestro caso, para ellos, nacionalistas.
Y
no lo digo yo, lo afirmaba la consejera de Enseñanza Irene Rigau el 18
de julio de 2011 (qué casualidades más curiosas tiene la Historia,
¿verdad?) Con rotundidad, impune, sin esconderse de nada, como recogió
el diario Región
7, cuando hablaba de la escolarización de los recién llegados:
"Sólo
mediante la escolarización podremos realmente catalanizar, hacer
miembros de pleno derecho, tener sentimiento de pertenencia a nuestro
país los hijos de los que han venido de fuera".
Añade
que "cuando se mira con distancia la capacidad que tiene la escuela de
fundir los diferentes grupos étnicos en un solo pueblo se podrá estar
satisfecho del trabajo hecho [...] Esto es lo que se hizo para
catalanizar el sistema educativo : agrupar todos los agentes implicados independientemente de sus pensamientos u orígenes ".
Y
así, como preveía en Vergérus, al odio heredado por sus padres contra
España, ellos añadirán su propio idealismo e impaciencia, evidentemente
inducidos, pues la consejera le recordaba a los profesores "que todos
son militantes de la educación" y añadía que "la persona que cree en la educación cree en la esperanza", afirmo yo, de un nuevo país, ¿verdad, Sra. Rigau?
Como
ya nos advirtió en Kedourie, la enseñanza quiere someter la voluntad de
los más jóvenes a la voluntad de la nación convirtiéndose en un
instrumento más de la política de Estado que a todas horas sufrimos de
la Generalidad. La consejera afirmó también que "es necesario que las familias sepan que tienen la mejor escuela pública que pueden tener".
Qué extraño se nos hace pues que su jefe, el actual Presidente de la Generalitat, el Sr. Pero,
rehuya esta escuela pública "inmersiva" tan maravillosa y lleve a sus
hijos a una escuela cuatrilingüe, al igual que el anterior Presidente,
el Sr. Montilla, lleve a sus hijos a una escuela trilingüe.
Creo
que quien lo ha acertada más es Jordi Cañas, ex-diputado de Ciudadanos,
que piar hace pocos días en respuesta a las declaraciones de la
consejera Rigau -que rechazaba la presencia del castellano en la
enseñanza inmersivo monolingüe- que " sí,
es cierto que nunca separarán a los niños a las aulas por lengua porque
lo hacen para renta: trilingüismo para los ricos, inmersión para el
resto ". Una verdad sobrecogedora.
Este
proceso eugenésico y nacionalizador que pretende la consejera Rigau,
basado en la lengua y transmitido por la enseñanza, lo puso en marcha en
democracia Jordi Pujol hace tres décadas y el conocimos en detalle en
1990 gracias a la publicación en los diarios de su plan recatalanitzador. Como
todo lo que propuso en Pujol, no había mucho nada nuevo, sino
reformulaciones de lo que otros nacionalistas anteriores a él ya habían
propuesto. (...)"
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