"(...) En efecto, cuando Maragall habló de un "tres por ciento" lo hizo en
base a un comentario de un diario, de ese mismo día, que no es un modelo
de fiabilidad. O quizás era una generalización de algún caso concreto.
Como ya he escrito, a continuación fui a ver a un muy importante
empresario que creía que lo podía sufrirlo en poder tener que pagar
porcentajes a políticos, debido a su trabajo empresarial.
Nada de sólo un "tres por ciento"
Me dijo que de "tres por ciento" nada de nada. Afirmó que era entre
el seis y siete, ya veces el ocho. Añadió que, en cuanto a concesiones
administrativas, era el vigésimo cinco por ciento de la facturación
(sic) en los dos o tres primeros años.
Esto último creí que lo había
entendido mal. Creí que se refería a los beneficios. Me repitió, riendo,
que no, que era un cuarto de la facturación. Como yo no tengo ego
periodístico ni de ningún tipo, digamos que sencillamente de mucho
dinero. (...)" (Alfons Quintà, Crónica Global, 17 de junio de 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario