1/12/14

¿Qué puede ganar la ciudadanía-trabajadora de aquí o de allí apoyando ese viaje hacia la independencia de un capitalismo desalmado, turistizado y sin ninguna pulsión social?

"(...) Los partidarios no catalanes de la independencia, que acaso estén a favor de ella por lo que puede ayudar el movimiento a la ruptura del “Estado de la transición” deberían calibrar muy bien si la situación interesadamente abonada por fuerzas nada ejemplares nos está llevando a todos, a los ciudadanos catalanes no independentistas y al resto de ciudadanos españoles, a un viaje que conduce o puede conducirnos de Guatemala a Ibidem-Guatapeor, no a Ítaca desde luego, no es eso ni por asomo lo que aquí se está dilucidando.

 El carácter, fuertemente clasista y en ocasiones etnicista (ser catalán sólo admite últimamente una conjugación con apenas dos variantes), la perspectiva y acción neoliberal de los planes del actual gobierno, de su presidente y sus alrededores, y de los sectores sociales que representa (ANC es puente engañoso hacia ellos) no ofrece atisbo para ninguna duda razonable. 

¿Qué puede ganar la ciudadanía-trabajadora de aquí o de allí apoyando ese viaje hacia un capitalismo desalmado, turistizado y sin ninguna pulsión social, más allá de la caridad (el poso católico es muy importante por estos lares) a “la nostra casa”? 

Por otra parte, los sectores sociales catalanes identificados con el independentismo, no esencialmente nacionalistas, no antiespañoles por definición o ADN inalterable, algunos de ellos próximos a las tradiciones político-culturales de la izquierda catalana, ¿de verdad piensan que este movimiento, en su concreción, en su realidad política, con sus prácticas, puede ser un movimiento de emancipación nacional-social?

 Que lo sea de liberación nacional es más que discutible, pero… ¿social? ¿Dónde se ubican los indicios que hacen pensar en esa “mundo concebible” tan irreal? ¿En las palabras y acciones de Mas, Junqueras o Forcadell por ejemplo? Si no es así, si valores como la equidad, la justicia, los bienes comunes, la democracia participativa, la salud pública, la educación entendida como formación crítica de ciudadanos, el mundo de los trabajadores y sus valores y dura situación, etc, etc, etc, no parecen por ninguna parte, ¿qué hacen entonces fuerzas y ciudadanos como los indicados en proyectos tan alejados de su cosmovisión central? ¿Aliados de un frente nacional-nacionalista que romperá el país, que ya lo está rompiendo, transitando por caminos neoliberales?

Por lo demás, y aunque suene a repetición, parece y sigue pareciendo una vergüenza política -aunque no sólo política- que ciudadanos que dicen ser de izquierdas, representantes en este caso de ICV-EUiA, vayan a saludar entusiasmados a Artur Mas (con fotos y cámaras filmando para dejar constancia del “gran momento”) después de su discurso histórico-lista-con-casi-todos-los-buenos-opa-hostil-ERC, del pasado martes 25 de noviembre. ¿Nos representan, representan a la izquierda catalana? No, no puede representarnos, la izquierda catalana no servil nunca ha jugado en ese terreno y a ese juego.

Tampoco entiendo que representantes de la CUP, que salvo error propio no estuvieron -¡bien!- en el acto-montaje-cinematográfico del pasado martes, se dejen filmar y fotografiar, ya no hablo ahora del gran abrazo del 9N (¡ya no es abril el mes más triste!), mostrando claras muestras de afectividad y buen rollo con el peor presidente neoliberal que se recuerda en la historia de Cataluña, un president que, como es de toda evidencia, sueña pasar a la Historia (o juega con esa apariencia) como el presidente-líder “emancipador del pueblo catalán”. 

De la voluntad de un pueblo, el lema de las elecciones en las Mas y CDC fracasaron estrepitosamente, a la voluntad de un líder que actúa con aplausos serviles y con una cosmovisión marcadamente nacionalista y destructora de un demos común. (...)"       (Salvador López Arnal , Rebelión, 29/11/2014)

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