"(...) Los partidarios no catalanes de la independencia, que acaso estén a
favor de ella por lo que puede ayudar el movimiento a la ruptura del
“Estado de la transición” deberían calibrar muy bien si la situación
interesadamente abonada por fuerzas nada ejemplares nos está llevando a
todos, a los ciudadanos catalanes no independentistas y al resto de
ciudadanos españoles, a un viaje que conduce o puede conducirnos de
Guatemala a Ibidem-Guatapeor, no a Ítaca desde luego, no es eso ni por
asomo lo que aquí se está dilucidando.
El carácter, fuertemente clasista
y en ocasiones etnicista (ser catalán sólo admite últimamente una
conjugación con apenas dos variantes), la perspectiva y acción
neoliberal de los planes del actual gobierno, de su presidente y sus
alrededores, y de los sectores sociales que representa (ANC es puente
engañoso hacia ellos) no ofrece atisbo para ninguna duda razonable.
¿Qué
puede ganar la ciudadanía-trabajadora de aquí o de allí apoyando ese
viaje hacia un capitalismo desalmado, turistizado y sin ninguna pulsión
social, más allá de la caridad (el poso católico es muy importante por
estos lares) a “la nostra casa”?
Por otra parte, los sectores
sociales catalanes identificados con el independentismo, no
esencialmente nacionalistas, no antiespañoles por definición o ADN
inalterable, algunos de ellos próximos a las tradiciones
político-culturales de la izquierda catalana, ¿de verdad piensan que
este movimiento, en su concreción, en su realidad política, con sus
prácticas, puede ser un movimiento de emancipación nacional-social?
Que
lo sea de liberación nacional es más que discutible, pero… ¿social?
¿Dónde se ubican los indicios que hacen pensar en esa “mundo concebible”
tan irreal? ¿En las palabras y acciones de Mas, Junqueras o Forcadell
por ejemplo? Si no es así, si valores como la equidad, la justicia, los
bienes comunes, la democracia participativa, la salud pública, la
educación entendida como formación crítica de ciudadanos, el mundo de
los trabajadores y sus valores y dura situación, etc, etc, etc, no
parecen por ninguna parte, ¿qué hacen entonces fuerzas y ciudadanos como
los indicados en proyectos tan alejados de su cosmovisión central?
¿Aliados de un frente nacional-nacionalista que romperá el país, que ya
lo está rompiendo, transitando por caminos neoliberales?
Por lo
demás, y aunque suene a repetición, parece y sigue pareciendo una
vergüenza política -aunque no sólo política- que ciudadanos que dicen
ser de izquierdas, representantes en este caso de ICV-EUiA, vayan a
saludar entusiasmados a Artur Mas (con fotos y cámaras filmando para
dejar constancia del “gran momento”) después de su discurso
histórico-lista-con-casi-todos-los-buenos-opa-hostil-ERC, del pasado
martes 25 de noviembre. ¿Nos representan, representan a la izquierda
catalana? No, no puede representarnos, la izquierda catalana no servil
nunca ha jugado en ese terreno y a ese juego.
Tampoco entiendo
que representantes de la CUP, que salvo error propio no estuvieron
-¡bien!- en el acto-montaje-cinematográfico del pasado martes, se dejen
filmar y fotografiar, ya no hablo ahora del gran abrazo del 9N (¡ya no
es abril el mes más triste!), mostrando claras muestras de afectividad y
buen rollo con el peor presidente neoliberal que se recuerda en la
historia de Cataluña, un president que, como es de toda evidencia, sueña
pasar a la Historia (o juega con esa apariencia) como el
presidente-líder “emancipador del pueblo catalán”.
De la voluntad de un
pueblo, el lema de las elecciones en las Mas y CDC fracasaron
estrepitosamente, a la voluntad de un líder que actúa con aplausos
serviles y con una cosmovisión marcadamente nacionalista y destructora
de un demos común. (...)" (Salvador López Arnal , Rebelión, 29/11/2014)
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