"(...) Pero entramos en la compleja análisis de los nacionalistas de izquierdas, que a menudo viven una gran contradicción.
¿Qué significa hoy ser de izquierdas?
Hay
una respuesta moderna, que es indicar -a partir de la Revolución
Francesa- que ser de izquierdas implica gobernar el Estado
equitativamente, compensando las contradicciones de clase y las
desigualdades sociales, a través de actuaciones políticas (que en Europa
han llevado al estado del bienestar
con: pensiones, recursos sanitarios, ayudas sociales y ayudas al
desempleo) más el control de la hacienda pública e impuestos para
hacerlos más equitativos y redistributivos.
Filosóficamente hablando, la izquierda apunta a una síntesis entre el Sermón de la Montaña
cristiano (que presenta la necesidad de pensar no sólo en uno mismo
sino en el destino de los demás y ayudarles, especialmente a los más
débiles) y las aportaciones de la filosofía marxista y socialista del
siglo XIX (que lleva a universalizar -con el internacionalismo - la lucha contra la desigualdad social, que no se logró con la Revolución Francesa a través de la colectividad y el
comunitarismo ).
Si
aceptamos esta definición, veremos que, cuando el nacionalismo es
moderado, los ciudadanos de izquierdas (alemanes, italianos o rusos),
sin dejar de ser parte de una comunidad de valores, se posicionan
-política y al mismo tiempo- a favor de una política de justicia
universalista Y HUMANÍSTICA; es decir, el hecho de
que espiritualmente se sientan parte de una identidad -de un pueblo o
nación- no les impide conectar espiritualmente, también, con la Idea de
la HUMANIDAD y la FRATERNIDAD universal y -por su condición- no hacen
distinciones entre nacionalidades o patriotismos.
Pero,
cuando un nacionalismo de izquierdas -supuestamente progresista-
empieza a EXCLUIR y a apartar a ciudadanos (generalmente los más débiles y
los que más sufren en un Estado moderno) detrás de una Idea Nacional,
entonces se está desconectando del Humanismo ; se encuentra en camino de entrar en un mar de contradicciones y abandona el Universalismo moderno y el internacionalismo , que aboga por la hermandad entre los pueblos y por una Confederación universal .
He aquí el dilema de una parte de la izquierda catalana, o que se dice. Los
avatares actuales los arrastran hacia el terreno de PRIORIZAR -con la
aspiración trágica identitaria- la independencia sobre la Subjetividad
humana: obligando a determinados ciudadanos a aceptar su ideología
nacional y limitando así la libertad de ciudadanos de su propio Estado.
Cuando
se transita por estas vías y senderos, la contradicción está servida:
se los puede más el amor patrio, que el amor al ser humano ya los
pueblos del mundo. A partir de aquí, la dura -y quizá inevitable- confrontación entre nacionalismos es predecible. (...)" (Octavi Piulats, Cartas a un amigo alemán, Cartas desde Montserrat)
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