12/10/14

Cuando se pasa por Montcada, Santa Coloma y Ciutat Meridiana, no hay ni una estelada... hacia el corazón del Eixample, las esteladas empiezan a proliferar

"(...) Es un poco largo pero vale la pena. De un gran historiador, de un profesor que no podemos perdernos, de un intelectual comprometido que no pasa de todo, de una de las voces más lúcidas del actual panorama político-cultural catalán, de Francisco Morente:

Aunque parece que es políticamente incorrecto señalarlo, afirma, y pese a que algunas encuestas lo han mostrado, apenas nadie lo dice matiza hay, en su opinión, una correlación directa entre lengua materna y apoyo o rechazo de la independencia (no digo de la consulta). 

“Este ha sido un solo pueblo (más o menos) mientras no se ha tenido que elegir. El derecho a decidir implica la división sin remedio de las clases populares catalanas. Ya lo he escrito en alguna otra ocasión. Las clases populares catalanoparlantes pueden estar en buena medida por la independencia; las clases populares castellanoparlantes lo están mayoritariamente en contra. 

Los malos lo saben, así que atizan el proceso. Los ingenuos de la izquierda hacen ver como que no se dan cuenta, apoyan el proceso y acaban haciéndole el trabajo a la derecha (y pido disculpas a los compañeros que se sientan aludidos si lo que digo les ofende, pero lo veo así y no creo que sirva de nada ocultarlo)”

Si esto último, el carácter mesocrático de la movilización y la división de las clases populares, nos parece excesivo Morente nos propone un sencillo experimento:

“[…] haced un sencillo ejercicio (que yo hago, por necesidad, varias veces al mes desde hace casi dos años): coged la AP7 en Granollers o Mollet con dirección a Barcelona, y fijaos en la proliferación de esteladas a medida que se entra en el área de influencia directa de Barcelona. 

Cuando se pasa por Montcada, Santa Coloma y Ciutat Meridiana, no es que sobren los dedos de una mano para contarlas; es que no hace falta ni un solo dedo porque no hay ni una. 

Al llegar a Meridiana, empieza a verse alguna muy, muy esporádicamente; su número aumenta, pero sigue siendo pequeño, entre Fabra i Puig y la confluencia de Meridiana con las calles Malloca/Aragón; si se gira entonces hacia el corazón del Eixample, las esteladas empiezan a proliferar y se convierten en un festival de colores en los entornos del Passeig de Sant Joan (donde suele acabar mi viaje).

Pues no sé vosotros, pero yo tengo muy claro, en ese rápido recorrido urbano, dónde vive la gente que más me importa.”            (Salvador López ArnalRebelión, 11/10/2014)

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