"(...) Es un poco largo pero vale la pena. De un gran historiador, de un
profesor que no podemos perdernos, de un intelectual comprometido que no
pasa de todo, de una de las voces más lúcidas del actual panorama
político-cultural catalán, de Francisco Morente:
Aunque parece que es políticamente incorrecto señalarlo, afirma, y
pese a que algunas encuestas lo han mostrado, apenas nadie lo dice
matiza hay, en su opinión, una correlación directa entre lengua materna y
apoyo o rechazo de la independencia (no digo de la consulta).
“Este
ha sido un solo pueblo (más o menos) mientras no se ha tenido que
elegir. El derecho a decidir implica la división sin remedio de las
clases populares catalanas. Ya lo he escrito en alguna otra ocasión. Las
clases populares catalanoparlantes pueden estar en buena medida por la
independencia; las clases populares castellanoparlantes lo están
mayoritariamente en contra.
Los malos lo saben, así que atizan el
proceso. Los ingenuos de la izquierda hacen ver como que no se dan
cuenta, apoyan el proceso y acaban haciéndole el trabajo a la derecha (y
pido disculpas a los compañeros que se sientan aludidos si lo que digo
les ofende, pero lo veo así y no creo que sirva de nada ocultarlo)”
Si
esto último, el carácter mesocrático de la movilización y la división
de las clases populares, nos parece excesivo Morente nos propone un
sencillo experimento:
“[…] haced un sencillo ejercicio (que yo
hago, por necesidad, varias veces al mes desde hace casi dos años):
coged la AP7 en Granollers o Mollet con dirección a Barcelona, y fijaos
en la proliferación de esteladas a medida que se entra en el área de
influencia directa de Barcelona.
Cuando se pasa por Montcada, Santa
Coloma y Ciutat Meridiana, no es que sobren los dedos de una mano para
contarlas; es que no hace falta ni un solo dedo porque no hay ni una.
Al
llegar a Meridiana, empieza a verse alguna muy, muy esporádicamente; su
número aumenta, pero sigue siendo pequeño, entre Fabra i Puig y la
confluencia de Meridiana con las calles Malloca/Aragón; si se gira
entonces hacia el corazón del Eixample, las esteladas empiezan a
proliferar y se convierten en un festival de colores en los entornos del
Passeig de Sant Joan (donde suele acabar mi viaje).
Pues no sé vosotros, pero yo tengo muy claro, en ese rápido recorrido urbano, dónde vive la gente que más me importa.” (Salvador López Arnal , Rebelión, 11/10/2014)
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