"(...) Pues no vayan a confundirse: el terrorismo no ha sido en Euskadi la
forma exclusiva de control social ni la principal fuente del temor
ciudadano. En Cataluña, sin ir más lejos, ni siquiera era preciso. Mucho
más extendida ha sido la presión grupal ejercida por ese abertzalismo
imperante que se recrea en su disparatada aureola progresista.
Para la
inmensa mayoría, el sentimiento opresivo no era tanto el miedo al
pistolero como al vecino o al colega. Es el miedo de cada cual a
quedarse solo lo que ha impregnado la atmósfera en Euskadi y, a mi
entender, semejante control pervive bajo múltiples rituales.
¿Cómo se
explica, si no, que se acepten sin rechistar esos baremos para el empleo
público en la Universidad o en Sanidad en los que la lengua real de muy
pocos cuenta desmesuradamente como mérito (o como requisito) para
plazas cuyo cometido no exige su conocimiento?
¿Qué grado de sumisión al
ambiente se requiere para que la mayoría de castellanohablantes fuerce a
sus hijos a cursar el modelo de enseñanza en euskera? (...)" (EL PAÍS 24/02/14, AURELIO ARTETA, en Fundación para la Libertad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario