4/3/14

El sentimiento opresivo no era tanto el miedo al pistolero como al vecino o al colega

"(...) Pues no vayan a confundirse: el terrorismo no ha sido en Euskadi la forma exclusiva de control social ni la principal fuente del temor ciudadano. En Cataluña, sin ir más lejos, ni siquiera era preciso. Mucho más extendida ha sido la presión grupal ejercida por ese abertzalismo imperante que se recrea en su disparatada aureola progresista. 

Para la inmensa mayoría, el sentimiento opresivo no era tanto el miedo al pistolero como al vecino o al colega. Es el miedo de cada cual a quedarse solo lo que ha impregnado la atmósfera en Euskadi y, a mi entender, semejante control pervive bajo múltiples rituales. 

¿Cómo se explica, si no, que se acepten sin rechistar esos baremos para el empleo público en la Universidad o en Sanidad en los que la lengua real de muy pocos cuenta desmesuradamente como mérito (o como requisito) para plazas cuyo cometido no exige su conocimiento? 

¿Qué grado de sumisión al ambiente se requiere para que la mayoría de castellanohablantes fuerce a sus hijos a cursar el modelo de enseñanza en euskera? (...)"                 (EL PAÍS 24/02/14, AURELIO ARTETA, en Fundación para la Libertad)

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