"A principios de los años cuarenta, las tropas alemanas entran en la zona del Bidasoa. Los soldados toman Euskadi como sitio de descanso. De fácil acceso desde la Francia ocupada y con unas características que lo convertían en el lugar perfecto donde reponerse antes de volver al conflicto.
Esta zona se convierte también en un punto estratégico para los nazis,
ya que su cercanía con el país galo hizo que fuera el único nexo de
unión con la España franquista y un lugar por el que hacer llegar
provisiones.
Sin embargo, existía un interés mayor por los vascos.
Sus particulares señas de identidad, el idioma propio, y la defensa de
una pureza racial hicieron que desde el partido nazi se buscara el
conseguir un vínculo con el Partido Nacionalista Vasco. Así lo demuestra
el documental Una esvástica sobre el Bidasoa, dirigido por Javier Barajas y Alfonso Andrés, que documenta los contactos entre miembros del PNV y los nazis en plena Segunda Guerra Mundial.
La película toma como base In lande der Basquen, un filme propagandístico rodado en el País Vasco por Herbet Brieger en el que se muestran todos los tópicos folclóricos y culturales de la vida rural vasca. (...)
No enseñaba ciudades, y sólo se centraba en lo salvaje y misteriosos de los vascos.
Además de mostrar mucho los Lauburus, que por aquel entonces no eran
tan redondeados y se parecían a una esvástica”. El filme hacía mucho
hincapié en temas muy queridos por los nazis como el deporte (“Todo
pueblo tiene un frontón” dice el documental) y destacaba los rasgos arios de los vascos, buscando mostrar su pureza racial. (...)
Todo esto entronca con las ideas de Werner Best,
oficial de las SS y responsable de la llamada solución final del
Holocausto, que opinaba que los estados eran creaciones artificiales sin
fuerza. Para él lo natural eran las etnias europeas, por lo que quería
construir una Europa basada en la unión de estas mismas.
El criterio
sería el de la pureza racial y por ello propuso dar autonomía a los escoceses, flamencos, gallegos, vascos y catalanes.
Como comenta el realizador del filme, “querían construir una nueva
Europa en la que las fronteras estuvieran marcadas por la pureza
racial”.
El interés de Best por Euskadi es tal que incluso pide un
informe sobre la situación política y cultural que concluye que los
vascos podrían ser aliados en una hipotética Europa nazi. Por su parte, José Antonio Aguirre,
presidente del Gobierno vasco en el exilio, había mostrado su apoyo a
los aliados, ya que no se podía permitir que aquellos que habían
bombardeado Guernica dominaran el continente.
Sin embargo, no todos pensaron así, y muchos creyeron que el apoyo de los alemanes podría servir para derrocar a Franco.
Es por eso que miembros del PNV aceptaron establecer contactos con el
partido nazi para tantear la situación y ver qué tipo de acuerdo podría
establecerse si resultaban vencedores.
“Son los alemanes los que dan el
primer paso, y a pesar de esos encuentros el acuerdo no se llega a
producir. Es más, cuando salen a la luz son desautorizados por la cúpula
del Partido Nacionalista Vasco. Lo que no se cuenta en el documental es
que otros nacionalistas de fuera de España sí que llegan a firmar
pactos con los nazis”, afirma Javier Barajas. (...)
Una de las personas de la que se tienen documentos que acreditan sus contactos con el partido de Hitler es Eugene Goyheneche,
un afiliado del PNV que llega incluso a contactar con Werner Best para
hablar sobre la posibilidad de crear un estado independiente. Goyheneche
escribe un informe (mostrado en el documental) llamado Euskadi y la Europa del futuro
en el que muestra las condiciones que deberían cumplirse y crítica a
Franco mientras que ensalza la figura de Hitler. En él se presenta a los
vascos como posibles aliados. (...)
Según Javier Barajas no existe entre los historiadores unanimidad al
definir el motivo por el que estas conversaciones se llevaron a cabo.
Por ello, se han establecido tres hipótesis que son las más apoyadas. La
primera afirma que los miembros del PNV, ante la seguridad de que
Alemania ganaría la Segunda Guerra Mundial, decidieron agarrarse al
clavo ardiendo de un pacto para asegurarse su salvación.
La segunda es
aquella que defiende que se creía realmente en que una unión vasco-nazi
era posible, y la última es la de aquellos que piensan que estos
contactos respondían a una forma de conseguir información para pasársela a los aliados en su lucha contra Hitler. (...)" (El Confidencial,21/11/2013)
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