"(...) Pero quizá equivoco el enfoque y haya que retomar la vieja lógica
subnormal de Vázquez Montalbán para dar con el intríngulis.
Y entonces
las cuentas sí salen: en Catalunya la Generalitat actúa como la parte
buena del Estado, pero no carga con la parte mala, que queda para el
resto de España; la parte buena es catalana y es víctima de la crisis y
la parte mala es responsable de la crisis y no es catalana; la parte
mala ha fabricado incompetentemente parados a destajo, pero la parte
buena se limita a hacerse cargo angustiadamente de los parados; la parte
cutre de la democracia la pone el Estado y la esperanza colectiva
contra el Estado la pone la Generalitat; uno está en Madrid y otro en
Barcelona.
Y uno es de derechas y el otro también. Pero eso no tiene nada que
ver, eso no afecta a las circunstancias reales del país ni a la voluntad
de acometer un determinado plan de actuación en políticas sociales, o
en vivienda, o en higienizar las turbias cuentas de este o aquel
partido, es decir, cumplir como poder del Estado.
La Generalitat es
Estado para lo que le conviene y no es Estado para lo que no le
conviene. Hoy la Generalitat está gobernada por un partido de derechas
sin ninguna responsabilidad política porque entre sus recursos de Estado
no encuentra ni una miserable manivela, una brocha usada o siquiera una
bendita llave inglesa para este o aquel apaño. Y eso suena a fraude de
Estado desde el Estado mismo." (
Jordi Gracia
, El País, 23 OCT 2013 )
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