"No sé cómo digerir la naturalidad con la que hoy ICV ha aceptado el
juego de los demás partidos soberanistas e independentistas y ha borrado
de su memoria la naturaleza histórica de la sociedad catalana.
No
entiendo ni me sé explicar que devalúe o relativice la trascendencia
simbólica y material de respaldar la separación del resto de España por
razones económicas, y olvide por tanto las múltiples razones que
respaldan seguir batallando en favor de mejoras sociales más allá del
escuálido espacio de un país pequeño.
Quizá ya es muy difícil ser
internacionalista con convicción (porque la globalización parece que nos
está haciendo cada vez más localistas), pero saltarse las evidencias
históricas y sociales en la construcción de una sociedad y un modelo de
ciudadanía desde la izquierda me parece todavía incomprensible.
No
consigo ver la compatibilidad entre un ideario de izquierda social y
racionalismo ilustrado y el impulso independentista; en este late por
fuerza un instinto de pertenencia que rechaza, o no quiere saber nada, o
deplora, o incluso reprueba mantener y renegociar activamente las
relaciones con el resto de España.
Mi idea de la izquierda pasa todavía
por creer que los lazos humanos y sociales, la complicidad afectiva con
nuestro mejor pasado y la vocación civilizadora y mestiza son
preferibles a la enfática defensa de lo propio como eje de una fuerza
política.
¿Desde cuándo la izquierda en ICV pone por encima las señas de
identidad espirituales o sentimentales de un territorio antes que las
condiciones de vida de aquellos con quienes ha construido su prosperidad
reciente? ¿Desde cuándo la izquierda se siente legitimada para obviar
los lazos con el vecino y con el pasado a causa de una razón egoísta e
insolidaria? ¿En qué momento el horizonte federalista ha dejado de
significar una forma de izquierda más justa que el independentismo?
¿Por
qué la izquierda a la izquierda del PSC asume la coyuntura caliente del
independentismo, en lugar de utilizarla para reactivar su ideario
socialista? ¿Por qué ahora la solidaridad termina en nuestro pueblo?
¿Por qué hemos dejado de creer en la ayuda compartida y optamos por
ayudarnos a nosotros mismos, precisamente en el peor momento, es decir,
cuando la solidaridad debería ser un auténtico bien ideológico
fundamental? ¿Las leyes sociales que ahora reclama ICV están
condicionadas a tener un Estado propio?
He vuelto a incurrir en las preguntas porque no tengo respuestas de izquierda ante la deriva actual de ICV." (
Jordi Gracia , El País, 20 OCT 2012)
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