"Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la UAB, en un artículo publicado este jueves en La Vanguardia: (...)
Adolfo Suárez tuvo una frase genial -que probablemente le sopló
Fernando Ónega- para justificar la transición democrática: “Lo que es
normal en la calle debe ser también normal en las instituciones”. Pues
más o menos se trata de eso: una sociedad bilingüe como la catalana debe
tener instituciones bilingües, entre ellas la escuela.
Sin embargo,
desde 1998 la ley catalana se empeña en lo contrario: el catalán debe
ser la única lengua vehicular. Antes no era así: ni en la época de la II
República, ni en la Generalidad provisional, ni fue la posición de
Ramon Trias Fargas, portavoz de Convergència en la Constituyente de
1978, ni en la buena ley de 1983. Por tanto, lo que ahora se considera
un dogma de fe desde tiempos inmemoriales tiene fecha reciente de nacimiento.
Además, el sistema de inmersión, como así se suele llamar al modelo
catalán, no es tal sistema de inmersión. Veamos. La inmersión en el
aprendizaje de lenguas es un sistema bien acreditado, probablemente el
mejor. Consiste en que alguien que quiera aprender una lengua
desconocida pase a desarrollar toda su actividad en esa lengua con
objeto de asimilarla lo mejor posible.
Es un método comparable al de
enseñar a nadar a un niño arrojándolo a la piscina para que espabile. A
mediados de los años sesenta, la inmersión en la escuela se empezó a
utilizar en Québec, con carácter voluntario, para estudiantes anglófonos que querían aprender el francés.
Pero el modelo catalán es muy distinto. El catalán se utiliza como lengua vehicular obligatoria
no sólo para aquellos que lo desconocen sino también para quienes lo
tienen como lengua materna.
Ambos se ven perjudicados. Para los alumnos
de familias catalanohablantes porque no se les enseña bien el
castellano, para los de familias castellanohablantes porque se les añade
una dificultad más en el estudio de las demás asignatura
s. Algunos
creen que se trata de un sistema habitual en países plurilingües: no es
cierto. Todos los países europeos, a excepción de Portugal, son
plurilingües. Pues bien, ninguno utiliza un sistema como el catalán,
somos caso único en Europa y, que yo sepa, en el mundo.
[...] El libro de Vilarrubias
está escrito desde una perspectiva nueva e interesante: desde la razón
pedagógica, no la política; es decir, sólo desde la utilidad de las
lenguas para la enseñanza. [...] En su breve libro, expone de forma
clara y argumentada las debilidades del sistema catalán y las ventajas del sistema bilingüe, añadiendo a ello la introducción progresiva del inglés y otras lenguas extranjeras.
Nada nuevo, por otra parte: es lo que practican las mejores escuelas privadas y concertadas de Cataluña. Vean, por ejemplo, la página web de la famosa Escola Aula,
de Barcelona, donde han estudiado, por ejemplo, el presidente
[autonómico] Mas y sus hijos. Curioso: el bilingüismo se exhibe como
reclamo en las webs de las escuelas de élite. La Generalidad incumple las sentencias y ciertos colegios ignoran las leyes de la Generalidad. ¡Qué país!’." (lavozdebarcelona.com, 06/07/2012)
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