"Llegará un día en que tengan que aceptar dar asignaturas en inglés,
además de inglés, para subir el inaceptable nivel que tienen nuestros
alumnos. Entonces lo harán en todas partes (ya se hace en algunos
institutos por toda España incluida Cataluña) y no verán mayor problema
en dejar de dar materias en catalán.
Seguramente habrá que esperar a que
esto se haga de forma obligatoria y con éxito en otras CCAA y el nivel
de sus alumnos en inglés sea superior al de los catalanes. Entonces no
quedará otra opción, como sociedad, si no nos queremos quedar atrás.
Cuando haya que enseñar sociales, matemáticas o química en inglés y
los nacionalistas no se quejen por las supuestas terribles consecuencias
a que aluden ahora para negarle una sola asignatura al castellano,
podremos ver que la inmersión obligatoria en catalán y su defensa
dramática actual frente a la sentencia del TSJC no es más que puro rechazo al español
por motivos ideológico/identitarios.
Porque el problema sólo existe
cuando se trata del español no del inglés, ni siquiera del francés (la
Consejería de Enseñanza aprobó a finales de 2010 permitir enseñar en
francés como lengua vehicular durante el Bachillerato en aquellos
centros que así lo deseen).
Y entonces se verá que toda esta oposición no tiene nada que ver con
la cohesión social, con el nivel de catalán o con el nivel de español y
catalán y que sólo se trata de una ficha más en un proyecto identitario de construcción nacional (como el Estatuto, gran parte de la normalización lingüística,
el intento de politización del Barça, etc).
Pero un proyecto hipócrita.
Tan hipócrita que los dos últimos presidentes de la Generalidad, a la
hora de la verdad pagan para que sus hijos no se sometan a la inmersión
en catalán y vayan al Liceo Francés (Artur Mas) o a la escuela alemana
(José Montilla). Allí hay inmersión en francés o en alemán, no en
catalán.
Sus hijos no representan un peligro para la cohesión social, ni
tendrán problemas con el catalán. Otra prueba más para demostrar que lo
que busca la inmersión no es tanto que todos los alumnos aprendan en
catalán como que sobre todo no lo hagan en español.
Tras la inmersión, lo que de verdad hay son prejuicios y falta de honestidad
de una ideología que ve Cataluña bajo un prisma homogeneizador, típico
de cualquier punto de vista nacionalista: un país, una lengua, una
cultura, una identidad, un equipo de fútbol, un, un, un, etc.
Y por
supuesto un rechazo a aquello que es tomado como el referente a partir
del cual reconocerse por oposición: España, y de ahí el idioma español
visto como el suyo y no como también nuestro.
Los prejuicios jamás han ayudado a una sociedad porque su irracionalidad tiene un gran potencial para la visceralidad, la manipulación deshonesta y el rechazo al otro.
Exactamente lo que está mostrando gran parte de la reacción contraria a
la sentencia.
En realidad más que ante una inmersión lingüística y su
defensa estamos ante una inmersión en el prejuicio. Ese es el origen de
la inmersión." (lavozdebarcelona.com, 10/09/2011, Víctor Francisco bermúdez: Inmersión en el prejuicio)
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