22/3/22

Ya no somos 'indepes'... El independentismo catalán se desinfla... El apoyo a la independencia de Cataluña, en mínimos históricos... La mayoría prefiere ser "una comunidad autónoma"... El federalismo se desinfla frente al regionalismo... y por primera vez, aumentan los que no quieren más autonomía

"Los catalanes ya no queremos la independencia. Lo ha certificado el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat. Somos mayoría los que no deseamos abandonar España, el 53,3% ...o el 52,3%. La cifra exacta depende del día. 

Dos jornadas después de dar los primeros números, el CEO alteró las cifras de los sondeos hasta tres puntos porcentuales. El deseo de independencia se hunde, pero el poder se mantiene. El nacionalismo sigue ocupando el mando, digan lo que digan las encuestas. Se reparten el Govern, controlan el Parlament, nombran sin oposiciones a nuevos embajadores de la identidad catalana y dictan la línea editorial de los medios públicos. La opinión de la ciudadanía es lo de menos. 

La primera nota oficial de los encuestadores reveló que más del 53% de los catalanes es contrario a la secesión. Esa es la opinión que se palpa en la calle, al menos en la de Barcelona, desde hace tiempo. Pero nadie se esperaba el ruido que levantó el último sondeo. Hubo susto morrocotudo en las gradas del poder indepe y de sus medios. “Tranquil, Pere, tranquil”, imagino que le dijeron al presidente Aragonès.  En un plis plas se decidió que los técnicos pueden equivocarse. El antiindependentismo cayó al 52,3%. Y, como no era de recibo que solo un 38,8% de catalanes estuviera a favor de la separación de España, los patriotas subieron hasta un 40,8%. Cap problema.

El CEO, centro que prepara y revisa los sondeos, es un organismo público que depende directamente de la Secretaría de Presidencia de la Generalitat. La última ola de preguntas finalizó en diciembre de 2021. Tuvieron tres meses para revisar las respuestas e intentar no hacer el ridículo suavizando los resultados en cocina. O podían haberlo dejado correr, esperar a los siguientes datos. Son solo unos sondeos. No les va el voto en ello. 

Ya estamos acostumbrados a los cuentos, a las ensoñaciones, a que cambien el paso sobre la marcha. La república catalana iba a ser declarada en 2014, pero esa fecha mágica pasó sin pena ni gloria; luego, se pospuso hasta 2017 y el resultado es sobradamente conocido. Ahora, con los socios del Govern divididos, ya no hay motivos ni ganas para seguir inventando proclamaciones. Las exageraciones de la diputada europea Clara Ponsatí pidiendo sangre patriota se desestiman en su propia tierra con un “sin comentarios”. Con la guerra de Putin y la inflación disparada, no están los tiempos para preocuparse por los trastornos paranoicos de políticos con el sueldo asegurado.

 El pragmatismo gana puntos, aunque es de suponer que los nacionalistas seguirán votando a quienes han votado durante más de cuarenta años, a los partidos que se reparten el liderazgo independentista. El último presupuesto de gasto de la Generalitat es de 38.000 millones de euros. Da para contratar y fidelizar a muchos.  

Victòria Alsina, consejera de Acción Exterior, lo verbaliza: “La mejor manera de ser un Estado es actuar como si ya lo fuéramos”. Alsina, militante de JxCat, acaba de nombrar delegaciones en Andorra, Dakar, Pretoria, Brasilia, Tokio y Seúl. Con ellas, son ya 20 las flamantes embajadas catalanas. Contarán con delegados y hasta con enviados especiales (hay figuras para todo) escogidos entre sus fieles. 

Los delegados identitarios no serán los únicos catalanes por el mundo. ERC, a través de la Consejería de Empresa y Trabajo, mantiene en el extranjero la red de Acció. Son 40 oficinas en 100 países para ayudar a los empresarios. Si a esas redes les sumamos a Carles Puigdemont y a su séquito, mantener la imagen de la fantasmal república le da un buen pellizco al gasto público. Luego nos preguntamos por qué tenemos los impuestos más altos de España. 

A pesar de los recientes resultados de opinión pública, el descenso del fervor secesionista va a tener poco reflejo en la realidad política. Los independentistas confesos son menos, pero mandan y gastan igual. El nacionalismo ocupa puestos, controla opiniones, contrata a los directivos de TV3 y reparte los presupuestos. Una parte para las consejerías de JxCAT y sus consejeros, y otro tanto para las de ERC y los suyos. En caso de apuro se suben impuestos o se recortan servicios. O las dos cosas. Donde haya dinero, que se quiten las encuestas. Las respuestas de los sondeos, mientras siga la fuerte abstención del constitucionalismo, se las lleva el viento. Ahora ya no somos indepes, pero el dinero y los cargos se siguen repartiendo. Y entre los mismos."                 (Rosa Cullel, Crónica Global, 22/03/22)


 "El independentismo catalán se desinfla. 

Según la encuesta Òmnibus publicada este jueves por el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO)​ --1.200 entrevistas presenciales realizadas entre el 17 de noviembre y el 17 de diciembre pasados--, el apoyo a la secesión de Cataluña ha alcanzado los niveles más bajos de la última década.

En concreto, solo el 38,8% de los entrevistados consideran que "Cataluña ha de ser un Estado independiente", frente a un 53,3% que lo rechaza.

Máximo histórico de los contrarios a la secesión

Se trata del dato más bajo de apoyo a la independencia desde que se tienen registros, que en el caso de esta pregunta se remonta a marzo de 2015. El mayor apoyo a la secesión se registró en octubre de 2017 (coincidiendo con el referéndum ilegal del 1-O), con un 48,7%. Desde entonces, inició un descenso (46,7% en junio de 2018; 44% en julio de 2019; 42% en julio de 2020) hasta llegar al actual 38,8%, que marca un suelo histórico.

Por el contrario, los detractores de la independencia nunca habían alcanzado el 53,3% actual. Los datos máximos se remontan a julio de 2020 (50,4%) y junio de 2015 (50%), mientras que el peor registro de los contrarios a la secesión se produjo en junio de 2016 (42,4%).

La mayoría prefiere ser "una comunidad autónoma"

Preguntados sobre el modelo de Estado, la tendencia es similar. En el estudio presentado este jueves, los partidarios de que Cataluña sea "un Estado independiente" son el 30,7% de los entrevistados, el menor dato desde febrero de 2012 (29%) y muy lejos de los máximos marcados en junio y noviembre de 2013 (47% y 48,5%).

En cambio, los partidarios de que Cataluña "una comunidad autónoma de España" son la opción más elegida, con el 34%, lo que supone el mayor apoyo a esta opción desde octubre de 2010 (34,7%). El mínimo histórica de este modelo se alcanzó en noviembre de 2013, con un 18,6%. 

El federalismo se desinfla frente al regionalismo

Además, los partidarios del modelo federal van a la baja. En concreto, un 19,7% se muestra partidario de que Cataluña sea "un Estado dentro de una España federal". Es el dato más bajo de toda la serie histórica, que se remonta a 2006. Su máximo alcanzó el 36,4% en enero de 2008.

Finalmente, los catalanes que consideran que Cataluña tiene que ser "una región de España" ascienden al 8,4%, lo que supone el mayor apoyo a esta opción desde que se tienen registros. Lejos del 1,8% que marcó su mínimo histórico en octubre de 2014.

Por primera vez, no quieren más autonomía

En sintonía con los datos anteriores, el deseo de incrementar el nivel de autonomía de Cataluña pierde fuelle y, con un 48,9% de apoyo, baja hasta su mínimo histórico (lejos del 72,5% de junio de 2013).

Lógicamente, las opciones contrarias ganan fuerza. Así, los que consideran que Cataluña "ha alcanzado un nivel suficiente de autonomía" son el 34,8% de los encuestados, un dato que solo se había superado en noviembre de 2006. Además, los que dicen que Cataluña tiene "demasiada autonomía" suben al 7,8%, su mayor dato histórico."                  (Alejandro Tercero, Crónica Global, 17/03/22)

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