2/3/22

Gregorio Morán: Empezó con una sublevación institucional jaleada en las calles. Hubo atropello, violencia y una intención inequívoca de hacerse con el poder y, para empezar, un intento de ocupaciones de los centros que amenazaban con mantenerse fieles a sus responsabilidades como garantes de la ley y la Constitución... Yo lo viví. Empezaba el otoño de 2017... Fue una asonada, que se decía en el siglo XIX, pero parecía una fiesta para unos, castigo para los demás...

 "Primero fue el drama, ahora toca la comedia. Empezó con una sublevación institucional jaleada en las calles. 

Hubo atropello, violencia y una intención inequívoca de hacerse con el poder y, para empezar, un intento de ocupaciones de los centros que amenazaban con mantenerse fieles a sus responsabilidades como garantes de la ley y la Constitución. Me importa una higa lo que consideren nuestros nada afamados jurisconsultos. Yo lo viví. Empezaba el otoño de 2017.

 Primero habían allanado el terreno; llevaban años preparándolo. Tuvieron miedo de las consecuencias, y los jefes, en un ejercicio de incompetencia y torpeza, no supieron que iniciar una revuelta es más fácil que saber darle un sentido. Ahí se quedaron, pero las mesnadas “indepes” estaba ya dándole gusto a la intención y siguieron hasta que miraron alrededor y no había más que destrozos. Fue una asonada, que se decía en el siglo XIX, pero parecía una fiesta.

Fiesta para unos, castigo para los demás. Algo se había conseguido: dividir en dos bloques la sociedad catalana, los facciosos que se sublevaron y los perplejos que hubieron de sufrirlo. Desde entonces gobiernan los facciosos y como en toda lucha de banderías quienes mandan se hacen con el botín. Aún siguen administrándolo y pelean por que nadie se lo arrebate. Quien pretenda ver en el actual conflicto entre Junts (ex Convergencia) y Esquerra Republicana algo de mayor enjundia, está desperdiciando su talento. O bien tiene intereses en el reparto, caso del PSC con Miquel Iceta a la cabeza.

 Aquí entra el presidente Sánchez, que se enteró de que existía un territorio con problemas el día que le llamó el nunca suficientemente despreciado Mariano Rajoy para dar su consentimiento a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Y le dijo que sí y era tal su desconocimiento de lo que se ventilaba que la única condición que puso fue rechazar que se aplicara el tal artículo en los medios de comunicación dependientes de la Generalidad. Es decir, que siguiera la pelea, pero con armas de intoxicación masiva. (...)

Hoy el PSC es la única fuerza impotente del constitucionalismo, por más que a la noche reniegue de lo que dice durante la mañana. No es que no existan demócratas y constitucionalistas en Cataluña, pero no tienen quien les represente y menos aún quien les defienda. Ciudadanos soportó la vileza facciosa hasta que se cansó y marchó a Madrid en busca de mejor y mayor fortuna, y ahí perdió hasta la vida jugándosela a la ruleta rusa. Fue el final del período dramático. (...)"                 (Gregorio Morán, Vox populi, 12/06/21)

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