18/2/22

Jordi Pujol y Vox coinciden... el patriotismo indepe catalán: «Catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña, y quiere serlo»... el patriotismo españolista: La condición de español ya no se adquiere a partir de un trámite sino de nebulosas ficciones más o menos racistas: «proyecto histórico, unidad de destino, querer serlo»... para los fascistas indepes catalanes, para los fascistas españolistas, la identidad nacional dejó de ser una circunstancia objetiva para convertirse en una segregación ideológica del poder

 "La condición de español ya no se adquiere a partir de un trámite sino de nebulosas ficciones más o menos racistas: «proyecto histórico, unidad de destino, querer serlo»

Uno de la voxemia dijo el martes en el Congreso que para ser español no basta con tener el Dni. Y aún añadió, intelectual: «España es un proyecto histórico que no puede estar abierto a cualquiera».(...)"                                 (Arcadi Espada, El Mundo, 16/02/22) 


 "A mediados del siglo XX, en plena dictadura de Franco, Jordi Pujol dejó dicho quién era catalán: «Catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña». 

La definición venía muy inspirada por la realidad. En aquellos años Cataluña estaba protagonizando la mayor inmigración conocida en Europa en tiempo de paz, que le llevaría a doblar su población en pocos años. Es cierto que Pujol compatibilizaba esa declaración con definiciones algo abruptas del hombre andaluz, en el que veía a alguien «insignificante, incapaz de dominio, de creación». 

Sea por su moral oscilatoria sea porque cayera en la cuenta de los trastornos que podía acarrear al nacionalismo una demografía mutante, lo cierto es que al cabo de poco tiempo introdujo un estrambote decisivo en la definición: «Catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña, y quiere serlo». De ahí ya no se movió. Hoy es la definición canónica que emplea el nacionalismo (...)

El centro de interés de la definición es el concepto de «voluntad». Como cualquiera en su sana lógica comprenderá «y quiere serlo» solo es un eufemismo de «y sigue las instrucciones». La prueba más dolorosa que da la historia sobre esa voluntad es la de aquellos judíos, pobrecitos, que se empeñaban en ser alemanes y se presentaban en Auschwitz con el pecho esmaltado de condecoraciones ganadas por su heroísmo en la Primera Guerra Mundial. Su voluntad, obviamente, la fijaban otros. Fue de este modo brutal como la identidad nacional dejó de ser una circunstancia objetiva para convertirse en una segregación ideológica del poder. (...)

  Así, dada la vigente definición pujolista, cualquiera puede abstenerse de ser catalán y, sobre todo, cualquiera puede dejar de serlo, por más que los reglamentos de la vida le obliguen a vivir y trabajar en Cataluña. Basta con no quererlo. Yo mismo no lo quiero. Hace tiempo me quité, y es absurdo que se empeñen en seguir considerándome catalán en cualquiera de sus formas, incluida aquella de traidor que tanto me ilusionó de niño."                   (Arcadi Espada, El Mundo, 05/04/16)

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