"Todavía no sé si el indulto a los presos del proceso será total o parcial. Si incluirá sólo penas de prisión o también las de inhabilitación.
Pero ésta es ya una generación perdida. En cierta manera se han estropeado la vida. Y si no que se lo pregunten a familiares y amigos. Difícilmente volverán a tener las cotas de poder o la relevancia pública que tuvieron.
Tampoco debe ser fácil pasar del cargo, la secretaria, el coche oficial y hasta el escolta a la cárcel. Aunque sospecho que alguno cree que su paso por la prisión es un capital político que dará réditos en el futuro. Tengo mis dudas.
El proceso ha arrasado con una buena parte de la clase dirigente catalana. Exmedio gobierno huido y el otro exmedio en la cárcel. Además de altos cargos, alcaldes, diputados imputados.
Con el Estatut ya pasó la mismo. Tras su aprobación en el Parlament aquel 30 de septiembre del 2005 se hicieron la foto de rigor. Estaban todos: Carod, Manuela de Madre, Benach, Maragall, Mas, Saura. Hasta Piqué a pesar de que el PP havía votado en contra. Supongo que por cortesía institucional. Poco tiempo después, en política, ya sólo quedaba Mas.
Con el proceso pasará lo mismo. Basta pensar en los árboles caídos de los últimos meses por condena judicial, cese o escándalo: Torra, Buch, Àngels Chacón, Vilallonga, Alfred Bosch, Eduard Pujol, Quim Arrufat. Algunos -algunas- todavía pugnan por volver a primera fila en unas elecciones de resultado incierto. Más abierto que nunca.
El proceso será un vendaval.
Lo que pasa es que Catalunya es un país pequeño para generar, cada dos por tres, dirigentes sólidos y capaces. Además, yo creo que no lo volverán a hacer digan lo que digan. El Estado puede tener vacíos legales. E incluso rendijas judiciales. Un poco como Trapero, que salió relativamente bien librado. Pero dudo de que se arriesguen por segunda vez. No habrá segunda oportunidad.
Fíjense en Torra. Mucho ir de valiente pero al final sólo se atrevió a colgar una pancarta. En los últimos meses iba lamentándose de no haber culminado la independencia. "Estaba dispuesto y preparado para llegar tan lejos como los partidos y el Gobierno quisieran”, declaró al diario Ara. Llegó a decir que la Generalitat era un “embalum”, un “estorbo". ¡Y era el presidente!
Un personaje que vive en Sarrià y tiene un patrimonio de 700.000 euros -incrementado tras su paso por la presidencia- difícilmente hará nunca una revolución. Ni siquiera la independencia.
Pero ahora el mal ya está hecho.
Han dejado un panorama desolador. Un solar vacío, un páramo, un bosque chamuscado. Han arrasado incluso con la arquitectura institucional de Catalunya. Todo sin plan B. Sin estrategia.
Costará mucho rehacernos." (Xavier Rius, director de e-notícies, 31/12/20)
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